S[eño]r don Pedro Gil y Serra
Barcelona
Habana, 19 diciembre 1839
Mi estimado Perico: no teniendo ninguna carta tuya ni de la casa desde las últimas de 23 de junio, me dirijo directamente a ti p[ar]a decirte que estreño mucho el no ver llegar ni saber de tu hermano Pepe en ninguno de los buques que vienen de esa provincia, siendo así que en d[ic]ha tu última y en [la] de tu s[eñor]a madre me dicen que saldría de esa en setiembre, lo que me hace presumir que tal vez habrán mudado de parecer y habrán dado otra dirección a las intenciones de Pepe. En cuanto a las mías, que te las espliqué en mis últimas de 17 s[eptiem]bre y 10 octubre y mis ardientes deseos son de abrazar y oir al mismo Pepe antes que emprenda una resolución que me haga salir de la paralisación forzosa en que me hallo, ya por la casi imposibilidad del negocio de la costa, ya porque no se me presenta ningún establecimiento mercantil p[ar]a comprar o entrar de socio y colocar en él a mi hermano Pablo, que con ser dependiente de esta casa de Taulina, adelantará muy poco y así es que si supiese q[u]e en esa provincia pudiese (trabajando con mi corto capital) mantenerse con independencia y economía y sin atrasarme, tal vez me decidiría en venir y que por otra parte mi salud decaida y mis años me lo exigen, por lo que estimaría de tu amistad, que ya que no ignoras nada de mis antecedentes respeto a mi familia, circunstancias, etc. me instruyeres estensamente sobre el particular por las primeras vías que se te ofrezcan, que en tal caso puede ser que efectuaría mi salida en el próximo marzo o abril y, por si es así, desde ahora te encargo a que digas a esa[s] señoras si se les ofrece alguna cosa de este país, que tomen la molestia de escribírmelo por estenso el género, clase, color, etc., etc., para que salga a su completo gusto, que por ignorarlo tal vez he dejado de hacerles alguna fineza, mayormente ahora que el amigo cap[itá]n Rivas se me ha brindado y cuya oportunidad he aprovechado p[ar]a mandar algunos tabacos a esos s[eñore]s del escritorio y, a·propósito de tabacos, espero me dirás de una partida de tabacos de la misma clase que les mando podría tenerme cuenta, costándome en esta sobre 12 pesos el cajón.
La señora viuda de Roig hace como un mes y medio que regresó de Nueva York en un estado bastante lastimoso y en el día se halla ya algo más restablecida. Cada vez que la he visitado me ha preguntado por Vms., añadiéndome que su triste situación no le permite escribir a nadie ni abrir varias cartas de ésa, entre las que cuenta con algunas de Vms. Tengo entendido que en la próxima primavera, después de arreglado el curso de la casa, conforme a lo que escriba su padre de esa, se embarcará p[ar]a esa con las niñas y con alguno de los sobrinos p[ar]a que la acompañe.
Hace algunos meses que el infortunado d[on] Cristóval Roig se halla en esta isla y aunque he sabido que ha estado en esta ciudad, nunca he podido tener el guste de verlo.
Esta ya va siendo más larga y no quiero molestarte más, que bastante considero lo estarás con tus negocios particulares y mercantiles y mucho más ahora que con el regidorato tendrás siempre la cabeza llena de política, planes y proyectos y, así, voy a concluir deseando que toda tu amable familia continúe sin novedad y saludándola con los más finos afectos me renuevo tu afecto amigo y s[eguro] s[ervidor].
Juan Dardel