Bar[celo]na, 24 enero de 1826
Mi querido Miguel: tu carta con la plausible noticia del feliz parto que ha tenido Fran[cisqui]ta me ha tranquilisado y llenado de satisfacción, pues estábamos ya con cuidado, viendo que se dilataba según las cuentas que, al parecer, salieron erradas, pero, a la fin, Dios nos ha faborecido con darnos a luz un famoso Antonito, de que te doy el parabién, como igualm[en]te a la madre y abuela, esperando que el S[eñ]or os le conserverá, como lo desea su abuelo. Como en los días de fiesta las tiendas son serradas, no pude remitirte la piel para la capa y, por si corre prisa, te las remito por Melsa, a quien la entregaré oy mismo sin falta y me alegraré que sea de tu gusto. Su importe son diez pecetas, las que podrás entregar a Antonia, sin necesidad de molestar a otro por frioleras. Me alegraré qe. la partera y niño sigan bien y qe. la abuela no dexe a ambos hasta qe. Fran[cisque]ta esté restablecida enteram[en]te, pues qe. al pre[sen]te estamos ya surtidos de piñefla y me temo<s> que hará para nosotros según parece.
Me persuado qe. Xavier y Manelita estarán locos de contento con el nuevo hermanito y que no se verán artos de darle besos. M[emoria]s a toda esa familia de parte de Torredá, Mariquita y mía, dándoos aquellos mil parabienes,
Tu padre Fran[cis]co Roig y Silvestre