Madrid y septe. 1º/[18]46
Sor. D. Miguel Rosés
Querido primo: con motivo de la tardanza tan considerable y estraña que dolorosamente observaba en mi expediente de la pensión, con aprobación de personas amigas, inteligentes, salí para la corte, donde hace unos días me hallo a su disposición, si en alguna cosa puedo complacerle. Al efecto me llevé algunas recomendaciones para poder reclamar su pronto despacho con algún apoyo, a pesar de la fuerte columna de la justicia qe. ha de producírmela. Conozco era urgentísima mi ida a ésta para deslindar ciertas dudas qe. se le ofrecía a la Junta, por cuyo motivo espero que ahora tomará mi espedte. el curso que debió tomar desde su principio. Pero ahora que tengo el consuelo de facilitar las medicinas, digamoslo así, para curar la enfermedad de la tardanza, al paso que desde luego se concibe el fruto de la brevedad, ignoro si será dentro unos quinse días, un mes o dos, porque solo cada mes se celebra una junta. Tengo el grave sentimiento que como con una lanza traspasa y hiere mi corazón y mi alma al recordar la suerte de mi hijo sin el amparo de su madre, cuya ausencia le es de tan fatales consecuencias. La más indispensable suma para mi viage a ésta la pude reunir con mucho trabajo. Para mi, aunque fuese bajo el más grande sacrificio de mi existencia, no me atreveré a pedirle nada pª mi subsistª en ésta ni por mi salida y regreso a mi patria, pero ese infeliz joven, hijo, sobrino de V., habiendo tenido que dejar la botica por no haber ido a su tiempo por causa de mi ida a esta corte, ya no puede seguir sus estudios de farmacia porque su desgraciada madre ya no le puede facilitar los gastos de manutención en una casa de huéspedes ¡Qué desgracia! ¡Qué dolor para una madre que está dispuesta a morir por su único hijo, fruto de su desgraciado y malhadado esposo! Mis ojos en este momento están derramando copiosas lágrimas con las que me veo impedida a decir firmemente que más quisiera haber fallecido yo que mi esposo, si quiera yo estaría fuera de este tan larguísimo combate.
V. me ha confesado repetidas veces quería el bien mío y de mi hijo. Ahora es la ocasión de una prueba de heroismo y fraternidad en favor del único pariente y la única rama del árbol de sus descendientes. Por lo tanto, espero de su buen corazón se servirá contestarme a ésta a vuelta de correo, manifestándome está pronto a hacer este pequeño sacrificio mensual, para·que mi hijo, su sobrino, pueda continuar sus estudios en una casa de huéspedes en Barcelona, que así quedará eternamte. agradecida su madre, rogando por la vida y salud de V. a Dios, que se la conserve dilatados años. Quedando suya siempre affmo.
Clara Bertran de Rosés
[P.D.]: Ce. Montera, nº 55 / Madrid
[P.D.]: tendré gusto también se sirva decirme algo del pror. de Berges, sobre todo no me niegue, por Dios, la contestación de ésta, aunque por desgracia no le conviniese su noble corazón.
Mis cariñosos afectos a las niñas, con espresiones al Rndo. P. José.