Barcelona, 17 mayo 1846
Querido cuñado: reciví la tuya con el poder, el que estaba del todo bien. He tenido que sacar una copia auténtica del testamento que me costó ocho pesetas para enviarla a Madrid, a fin de ver quiénes eran los herederos de tu tío. También el óvito para el mismo objeto. El señor Grau me entregó cuatro cientos cincuenta y dos reales que era lo que debían pagar de los diez y siete días de su retiro y también el real despacho del retiro que requiere que te la enviemos lo dirás o, si·no, te lo traheré cuando venga.
El dinero que te he dicho tengo me dirás si quieres que te lo envie por letra o si·no cuando venga también te lo traeré. Seguramente cuando estaré en disposición de verme [sic], que será sobre el veinte de junio, ya habremos cobrado algún dinero más.
Es inesplicable el afan que demuestra el Sr. Grau relativamente a las cobranzas de tu tío, pues he visto de todos modos que no perdona diligencia alguna. Yo le hallé como tu me decías que querías pagarle bien sus trabajos y que tu a cada carta me hablabas de eso y el me dijo que no le hablase más de cobrarse sus trabajos, pues solamente estaba contento que le hubieses confiado este encargo para que de este modo le mirabas como un amigo y que podíamos disponer todos de qualquier otra cosa. Siendo así, no querido no queriendo nada, parece lo más a·propósito que le hiciese algún regalo y este regalo podría ser de longanisas, si lo miras conveniente, pues yo solamente te digo esto porque veo que el señor Grau ha tenido tanto interés, ya en la enfermedad de tu tío, ya también en el encargo que acabas de confiarle. Este señor me dijo que ya te habría escrito si·no fuere que casi ha perdido la vista y este es el motivo porqué no te ha escrito. En cuanto al regalo, tú mismo. Y solamente te he designado la especie para tu gobierno. Sobre todo no te enojes por esto.
Darás memorias a la Clara, sobrino y demás, repitiéndome a vuestra disposición como asta aquí. Manda,
Fran[cis]co Moragas