A don Francisco Mirallas y Roger
Torroella, 23 setiembre de 1843
Mi apreciado y amigo: he recibido su apreciada con el más vivo sentimiento, viendo en ella me decía las muchas desgracias susedieron en esa infeliz ciudad y, según dicen, los sujetos que han llegado de esa es aun más la pérdida de gente del que nadie creía.
V. por su parte dice también ha tenido bastante pérdida, pero póngase en reflección y verá no es nada en comparación de aquellos que han perdido sus familia y demás.
En ésta se dice que Sicars está en Barcelona junto con su hijo mayor. Dios quiera sea así, que a·lo·menos le habrá quedado una memoria de su desafurtunada muger y demás hijos que en paz descansen.
No he escojido ninguna muestras de las que me mandaba para bestido, que otro día cuando estaremos con más tranquilidad ya lo harán. Nada le digo del daño que hizo en ésta las demasiadas lluvias que cayó, pero casi no hay un solo que no se queja. El uno dice se a ar[r]ancado la planta, el otro se le ha llebado la tierra de los campos y así es que todos han perdido algo, pero gracias a Dios dicen no hemos perdido lo mejor que es la vida.
Según dice Agustín está bueno, de lo que nos alegramos y encargo a V. haga que esté ocupado con alguna cosa, por_que el no pensaría en escribir ni en hacer nada más que pasearse y no le conbiene.
Todos los de ésta su casa saludan a V. y me encargan le diga han tenido mucha satisfacción en saber que V. y sus amados padres y hermanos se hallan libres de peligro y yo por mi parte le digo otro tanto y que me manden cuanto sea, que estoy para satisfacerlos.
María Carbó y Mascort