Coromines, 22 julio de 1818
Amada Dolores mía: como deseo que tengas siempre contextación a vuelta de correo y el de hoy llega casi a la hora en que vamos a decir el rosario. Te escribo ahora, antes de meterme en la cama, lo que junto con el sueño y el no ser muy bueno para la salud el hacerlo después de comer, me impedirá de ser tan largo como yo quisiera. Cree que te echo muy a menos a ti y a mis hijos y que no encuentro mayor pacer que escribirte y hablar de ellos. Celebro vuestra mantenida salud y que mi preciosa Marianita esté tan mona y alegre ¡Quantos millones de besos le daría yo ahora si pudiese tenerla en mis brazos! Deseo logre por muchos años los días de su patrona colmados de todas las bendiciones del cielo. Escomiéndala tu a una santa, a la que tienes tanta devoción, para que la haga buena y sea nuestra alegría y apoyo. Tu ves lo que te dice mi padre en quanto a la dida. Me ha hablado de ella y sólo desea complacerte y que quedemos bien en todo, pues si quiere que se ahorre lo posible en casa, no es por regatearnos nada para nosotros, sino para nuestro mayor bien, para el que se desvela siempre. Por lo tanto, hazle el regalo que a ti te parezca sin reparar en un duro más ni menos, y quiere le des las gracias por lo bien [que] se ha portado contigo y con los niños. Sobre todo, que acabe de criar bien a la Marianita, esto es lo principal. Me alegro os hayáis divertido en el bayle de casa Carles. Me figuro no habrás dexado de baylar, siendo aficionada y no teniendo impedimento ¿Que dirá el p[adre] Gaspar? ¡Pobre misión, cómo sé olvidas! No dexaría de haber cristos y todas aquellas figuras que eran el objeto de los terribles sermones de unos hombres zelosos de la salvación de nuestras almas ¡Qué pronto se destruyeron tan saludables impresiones!
Esto no va para tí, sino en general para todo este bayle que ha habido, pues sé que no necesitas de mis sermones para ser buena y que aunque hubieses baylado no has hecho ningún mal en ello. Continuamos todos sin la menor novedad, gracias al S[eñ]or, y me prueba muy bien este país ¡Ojalá pudiese yo estar en él hasta el octubre, con tu compañía y la de mis hijos! El tío Tito siempre está con el mismo buen humor y da gusto verle disputar con el p[adre] m[aes]tro Marondo, y a veces con el mayordomo. Tenemos también al p[adre] guardián, en fin, con un rato de sociedad, con el violín, con los libros y durmiendo, paso mis dias perfectamente. Hoy ha estado aquí el s[eñ]or vicario de Manlleu con Parcet, de modo que mi padre y yo íbamos acompañados de tres párrocos, un[o] es abad, un p[adre] m[aes]tro dominico, un p[adre] guardián de capuchinos y un zirujano. Lo cierto es que formábamos una quadrilla respetable. Ayer fui a ver a toda la familia de Fontcuberta, que están en Manlleu. Me hicieron mil exp[resione]s diciéndome fuese un día a comer con ellos, pero no creo que vaya. Me olvidé de decirte que con un pañuelo o qualquier cosa cubras las campanas y las botas que están en el estudiet del quarto de la Forsa, pues las moscas las ensuciarían y echarían a perder, y tampoco estarán tan expuestas al polvo como ahora. Dime cómo están las dos abuelas que dexé viaticadas, que son d[oñ]a Mariana Delás y la Grasset. Ayer se cantó el aniversario por el alma de mi madre, obsequio que quiso hacerla el tio Tito, el que junto con el nocturno y laudes duró más de dos horas. En mi vida he cantado tanto, pues en el nocturno y laudes el tío y yo sosteníamos el coro, porque ambos sabemos un poco de cant pla. Te repito te cuydes y te diviertas bien, así se hará robusto nuestro Ramoncito. Abrázale de mi parte con exp[resione]s para tus padres y hermanos, m[ose]n Estevan, s[eñ]or canónigo y a la dida, a quien doy también los dias de s[an]ta Ana. Recíbelos de padre, Pepe, d[oñ]a Fran[cis]ca, tío Tito, mayordomo, etc. No creía ser tan largo, pero es que no pudiendo tener el gusto de abrazarte lo tengo muy grande en escribirte. Cerca la una de la noche y me voy a acostar. Es y será siempre tuyo de corazón tu [#] esposo,
Narciso de Burgués