Coromines, 30 agosto de 1826
Querida Dolores de mi corazón: estábamos esta tarde haciendo el burro el s[eñ]or rector, el vicario, m[osé]n Felip, m[osé]n Esteban, el hereu Sala y yo, quando he recibido tu carta del 28, que nos ha llenado a todos de satisfacción por la buenas noticias me das de vuestra salud, de cuyo beneficio disfrutamos también nosotros, gracias al S[eñ]or. Vamos trabajando en el arreglo de nuestras cosas y están ya corrientes las cuentas y el dinero en mi poder, el qual asciende a una cantidad bastante considerable, pues después de pagadas algunas cosas, y de dexar aquí una partida para lo que se ofrezca al nuevo mayordomo, todavía nos podremos llevarnos a esa mil libras. Esto va en secreto para ti, pues no es bueno que nadie lo sepa. No creía que me quedase tanto dinero, lo que me hace ver que Dios nos protege visiblemente. Nada puedo decirte aún de la criada, pues como la Tereseta nos sirve todavía, no queríamos tanta gente en casa y, por lo tanto, estaba en Roda con su ama hasta el momento de venir las dos. Sin embargo, hoy ha empezado a venir para enterarse de sus atribuciones y para ayudar en el día de mañana, que son los funerales, en el que tendré la casa llena de gente, aunque todo va a costa de la viuda, la que como no quiere absolutamente ir a vivir fuera de esta parroquia, ya para poder hacer la oferta todo el año, ya también por no separarse del s[eñ]or rector, que a más de ser marmesor tiene toda su confianza, había formado un empeño en que yo la permitiese vivir en un quarto de esta casa, pagándome el alquiler y la comida, pero viendo yo los inconvenientes que había en esto, le he dicho redondamente que no quería, y según tengo entendido se va a vivir a la Casanova, en donde se ha arreglado con los de la casa, pagándola una especie de despesa. En·fin, allá se las hayan, pues el resultado será que estará fuera de casa.
Nada sabía del cólico de la Asuntita. Quiera Dios continúe mejor, como me dices. Di a los niños que yo tampoco me olvido de ellos y que tendría el mayor placer en verles correr por estos campos y respirar este aire puro, que no incomoda como el de Gerona. El canónigo Bonet ha pegado un buen chasco a los demás pretendientes. Sea como fuere él es un capiscol hecho y derecho. Dale de mi parte mil parabienes. Veo lo que me dices sobre lo de Bascanó. Procura q[u]e el carpintero no se olvide de ir a canar la fusta, a·fin de que sepas lo que has de pagar. Anteayer estuvo aquí de vuelta de la feria de Manlleu Pere Peixet, que me dió noticias tuyas de vista. Como nunca había estado aquí le gustó mucho la casa. Te aseguro que comemos unas coles, unos melones y unas peras riquísimas. Ésto, unido a la sopa tan excelente que hacen aquí, contribuye a hacernos esta mansión mucho más agradable.
El s[eñ]or rector, vic[ari]o y demás te devuelven tus exp[resione]s y saludando a mis herm[ano]s, con abrazos para los niños, vive segura del constante cariño de tu apasionado esposo
Narciso
P[ost] d[ata]
Exp[resione]s a tu madre y a la insigne Gracia.