Coromines, 10 set[iembr]e de 1826
Estimada esposa: por fin se ha verificado ya tu expedición de Bascanó y veo con gusto que somos todos de un mismo parecer, pues mientras Font se resiste a abrir el antich rech, que es el mejor paraje para dar un entero desguace a las aguas, serán siempre inútiles todos los trabajos que nosotros hagamos en el particular. Por mi última habrás visto más largamente mi modo de pensar en este asunto y puedo asegurar que tiempo hace hubiera yo acudido contra Font si el s[eñ]or rector no lo hubiese enredado todo con sus nuevos proyectos y Font con la falta de cumplimiento a lo prometido. Lo cierto es que extraño muchísimo que tanto el s[eñ]or rector como el pueblo hayan venido a molestarte por una cosa que saben y les consta que no tenemos la menor culpa, teniéndola sólo el s[eñ]or Font, como tu dices han conocido. Pero yo no me fio de ellos, pues estoy seguro que la cosa se quedará como ahora y después de algún tiempo volverán a pegarla con nosotros. Espero con gusto ver al s[eñ]or rector para decirle quatro claridades, pues sabiendo como sabe mis sentimientos no debía haberte incomodado, antes debía haber dirigido al pueblo a fin de que acudiese contra Font, que es el único culpable. En·fin, veremos en que pararán estas misas. Amiguita, hace ya quatro días que tenemos a la Tereseta fuera, y a las nuevas mugeres en casa, la que parece ha tomado ya otro aspecto, pues los platos, vasos y otras cosas están mucho más limpias que antes. La muger del mayordomo es muy atenta, limpia y sirve con agrado. La criada es tan fuerte y farreña que es capaz de manejar y revolver dos casas, por consiguiente creo que tanto en hombre como en mugeres habremos hecho una elección acertada. Ayer tuvimos un día muy ocupado, pues desde las 9 hasta las 12 y media de la mañana recorrimos con el albañil Casa Toy, el Torrat, todas las casas de San Martín y la Horta, todo a pie y con un sol muy fuerte. Acabando de comer muntamos a caballo y fuimos con el mismo obgeto al Puig de’n Coromines y pasamos después a volver la visita a Vilaporta, que está allí cerca, en donde después de tomar chocolate me sobrevino un cólico que todavía me dura hoy, pero como es tan benigno, gracias a Dios, que apenas me da dolor ninguno, tal vez me será útil. Mañana creo vendrá el notario a comer y después se arreglará el inventario y demás cosas relativas a la tutoría. Como nos falta aún que recorrer con el albañil el Llach, Baranera y la Caseta del Bosh del Llach, hacer varias otras cosas y volver visita, no sé aún quando marcharemos, pero en todo caso será a últimos de esta semana que entramos o bien a principios de la otra. La Mariana ha regresado a esa sin habernos venido a ver; nosotros la esperábamos, pero la samarra no’s ha ben trompat. Muy temprano empieza la tía a tener sus resfriados, que tarde o temprano la darán que sentir. Si ahora está así ¿Qué hará en invierno? La saludo y deseo su entero alivio. Saludo igualm[ent]e a Leopoldo, Marianita, a mi compañera de tresillo d[oñ]a Teresa Rovira, la que puede empezar a preparar los quartos y aun las pesetas y las onzas para mi regreso, pues vendré ben esmolat. A los demás tertulianos mil cosas y diles que no lloren, pues compadecido de su justo dolor, he resuelto el que no carezcan mucho tiempo de mi tan amable como interesante persona ¡Que escaso de materias es el s[eñ]or abogado d[o]n Josef! Mala carrera ha escogido. Yo no tengo tantos cursos y estoy seguro la encontraría muy abundante, pues siempre la hay para escribir a un hermano que se quiere. Siento en el alma se hayan visto frustrados mis deseos en esta parte. He dicho lo del vino a m[osé]n Esteban. No hay más que sacar lo que se pueda y comprar otro mientras llega Albert. Me alegro de las buenas noticias me das de los niños, que deseo ver y q[u]e abrazo con todo mi corazón.
Exp[resion]es de m[osé]n Esteban, s[eño]res de la rect[orí]a y demás, y saludando a Jayme, al agotado Pepus y demás amigos y conocidos no dudes que te ama de corazón tu af[ectísi]mo apasionado esposo.
Narciso.