Canarias, 28 de diciembre de 1848
Viva Jesús
Mi estimados hermano y cuñada: resiví la tuya a su devido tiempo. Ya podrás considerar cual sería mi sentimiento por lo mucho que le amaba y, si el papel le ablara, lo diría mejor qe. yo. Sólo Dios puede dar fuerzas para llevar tales golpes. No habrá sido menos el sentimiento tuyo y de Pepita, la que según me escrivió, Sor Dolores hiso con él como si hubiera sido un padre, de lo que le doy infinitas grasias. En algo he cumplido con mi obligación, rezando por el descanso de su alma, lo que continuaré mientras viva. Cuando supe la muerte del padre ya havían 6 días que las hermanas de ésta comunidad rogaban por el descanso de su alma, sin atreberse a desírmelo por no darme este sentimiento. Igualmente las niñas que están a nuestro cargo, de las que comulgaron de corenta al día de todos los Santo y todas por el mismo fin.
Me alegraré se conserban buenos los dos i igualmente mi sobrinito, a·quien le derá muchos besitos.
Y no ofresiéndose otra cosa, manden a este su afectísima que los ama en los sagrados corazones de Jesús y Maria,
Sor Felipa Salarich
Hermano, no estrañes que esta carta esté empesada en el mes de disiembre y concluida en el de enero, siendo motivo el haber estado en cama cuasi todas las fiestas de Navidad.
Dios sea bendito por todo. A_diós, hermano.
Canarias, 7 de enero de 1849
V. J.
Mi apreciable hermana: resiví su apresiable a su devido tiempo. Nada le digo del sentimiento que me ocasionó, pues esto lo dejo a su consideración por lo mucho que sabe V. que les amaba y de otra parte me aconsuela al ber esta muerte tan envidiable, pues todos dicen es santo y que estas muertes son muy raras y también al ber lo bien que le han cuidado, tanto el hermano como Pepita.
La·obligación que se me encarga de rogar a Dios por el descanso de su alma, quisiera complirlo cómo berdedera hija, así como a sido bardedero padre, además acordándome de las últimas palabras que me dijo: no te olvides de la Virgen Santísima y que cuando supiera su muerte no me olvidara de rogar a Dios por su descanso. Lo hago en mis tivias oraciones.
Ah! hermana, nada hablamos de nuestros negosios. Ya se aserca el tiempo de sus desposorios y a mi otro tanto. El otro día me preguntó el señor obispo cuánto tiempo nos faltaba y se lo dije y tamvién cumplí el encargo que V. me asía le besara el anillo de parte de sor Juliana y de todas las hermanas y de escrivirle. Me dijo que oi que ya le aría buen sermón,
Y, sin más por ahora, resive los más finos afectos de todas las hermanas, ygualmente saludará de mi parte a·todas esas sus amadas hermanas y en particular resiva V. de la última de sus herma[na]s,
Sor Felipe Salarich, S. D. L. P. E.