Sª Pepita Jiménez
Bar[celo]na
Vich, 19 agosto de [18]44
Siempre adorada Pepita: estaba tan cierto que recibiría letra tuya anteayer que desde mi aposento estaba observando cuándo saldría la hija de Manrós a llevar los recados para tener el gusto de saber alguna cosa de ti. Vila finalmente salir con un cesto y caja de madera y que se dirigía hacia casa; salile al encuentro y quedé agradablemente sorprendido al ver que todo era dirigido a mi.
Sentí, con todo, que hicieres esto ¿Cómo podré pagártelo? Saqué, desde luego, el jarro, el que está muy bien trabajado y ha gustado a cuántos lo han visto, que son muchos, pues mi hermana lo enseñaba (sin yo saberlo) a cuantos venían ayer.
Alegrome mucho la carta de tu padre y estraño cómo tu nada me dices del modo cómo recibió la mía. Deseo mucho saberlo y si me escribió solo por cumplido o bien movido de su buena voluntad y que esté satisfecho de mi proceder. Tu procura saberlo y escríbemelo.
Si tu madre siente el dar la pluma a la Sª Beteta dila que ya haré otra cuando tenga tiempo, que ahora me es imposible hacerlo, mayormente necesitándola tan pronto como la necesito.
Es regular te haya dicho tu madre la determinación de Duloronas. Si tu quieres hacer como ella, haré cuanto pueda para conseguirlo y, entonces, yo también me haré clérigo o capellán, ¡No sería mala la broma!! Otro día seré más largo. Sobre·todo escríbeme lo que te pido.
Saluda a los que quieras y dispón de tu amante que verte desea y de corazón te ama,
Salarich