Sª Pepita Jiménez
Bar[celo]na
San Boy, y enero 24 de 1845
Mi amada: algo atrasada recibo tu muy grata del 5 del presente mes, última que he recibido, aunque estoy en la persuasión de que me has escrito posteriormente, pero han hecho unos días tan pésimos que no es estraño no hayan pasado tus cartas.
El último sábado bajé a Vich espresamente para recibir la que pensaba me habrías escrito y tuve que marcharme antes no llegara el correo. Escribí a tu padre y hasta pasado mañana no podré saber si ha hecho lo qe. le pedía y que mucho me convenía.
Esto es muy pesado. La falta de correo es un martirio. Estoy en una zozobra continua porque nada sé de lo que mucho me importa saber. Vamos a la tuya.
Estás en Sarriá. Eres feliz. Habitas un país donde hay regularmente un cielo puro, ayres saludables y un clima benéfico. Dices que te diviertes mucho, enhorabuena. Sarriá es delicioso. Hay cien torres que encantan, hay surtidores y juegos de aguas que admiran, hay jardines que enamoran, hay bosquecillo que embelezan, hay... de todo hay en Sarriá: flores, flutas, aguas, peces, ayres puros y un buen sol. ¿Has visto algún día el nacimiento del sol? ¿Cómo sale del medio de las ondas? ¿Cómo primeramente las colora y después parece que las enciende? Las aguas reflejan sus rayos y las olas con su continuado movimiento parecen formar rayas luminosas que desaparecen al momento y vuelven a aparecer, formando siempre una carrera de luz.
Yo también vi un día que iba a Piedrafita salir el sol en el dilatado horizonte de San Boy. A la otra parte de un cerro, que llaman Puig Cornador, reparé como una una nubecilla blanca redonda, que poco a poco se encendía a la par que iba subiendo, que luego dispidió rayos inertes, sin virtud, refractados por una densa niebla que los apagaban y que iban a reflejar en una superficie blanca, muy blanca, como era niebla nieve helada. De algunos árbones pendían agudos caramelos (sin limón) que, mostrando sus caras a los pálidos rayos del sol, brillaban también pálidamente, mostrando con todo los colores del iris. Luego un ayrecillo sutil disipó la niebla, barrió la admósfera y los montes cubiertos de helada nieve brillaban por los rayos solares. Esta escena era asaz pintoresca y me recordó los Perros de S. Bernardo, con aquellas montañas de nieve y porque yo caía también de costillas como los representantes caían por el huracán.
Es muy tarde y es preciso entregar la carta. Adiós. Tengo ya la casa pagada por 4 años. Otro día te escribiré los apctos y condiciones.
¡Albricias! Acabo de saber por extraordinario que mis papeles han salido de Vich con la fecha del 11.