EPICAT

Fitxa de la carta

De Joaquim Salarich i Verdaguer a José Jiménez Semulero

Remitent
Salarich i Verdaguer, Joaquim
Destinatari
Jiménez Semulero, José
Data
2 de maig de 1845
Origen
Sant Boi de Lluçanès
Destí
Barcelona
Idioma
Castellà
Tema
Matrimoni
Temàtiques
casament, futur, professió
Parentiu remitent - destinatari
gendre sogre
Epistolari
Epistolari de la família Salarich
Fons
Fons Salarich
Signatura
ACOS, Fons Salarich, 80-47-T2-301
Suport
Paper
Nombre de fulls
1
Mides
Doble foli plegat (42 x 30 cm)
Descripció física
Carta sense sobreescrit
Autoria de la fitxa
Javier Antón

S. D. José Jiménez, Bar[celo]na

S. Boy, 2 mayo de 1845

Muy S. mío: la alegría que me causó el recibo de la suya apreciada del 27 del finido se cambió en sorpresa al leer su contenido. Sin duda habré yo espresado mal mis ideas cuando pueden ser tan diferentemente interpretadas. Desgraciadamente no conservo copia de mis últimas, pero me parece que en ellas decía a Pepita no me franqueara las cartas ni me remitiera ningún regalo porque me veía en la posición de no podérselo devolver. Esto que habrá interpretado efecto de desamor, lo es solo, lo confieso, de un principio de orgullo ¿Quién no tiene sus defectos? Yo por mi parte confieso que éste me domina. El deber un favor es para mi más cruel que el vivir en la indigencia. Bastantes les debo ya y no son menester otros para aumentar mi reconocimiento.

A V. le parecerá esto una escusa, una paradoja, y es la misma verdad cuando soy a Vich y me pregunta mi padre si me falta nada le respondo muy satisfecho y algún tanto orgulloso, que no, y no sabe qe., poco a poco, voy pagando a mis acreedores con el escaso producto de mi botiquín, que ahorro de mi subsistencia cuanto me es posible, haciéndome una vida casi miserable para poderle decir: No, no necesito nada.

Las naranjas han sido sobérbiamente dulces y agradables, pero podía pasar sin ellas ¿A·qué, pues, este gasto? ¿Cómo pagarles tamaña molestia?

Podrá V. decirme, y con sobrada razón, que no debo mirar eso con mi futura esposa; tampoco debería hacerlo con mi padre. Conozco que hago mal, quisiera corregirme, pero este vicio me obliga, me govierna. Conozco que necesito a todo el mundo y forcegeo en vano para desacirme de esa necesidad ¡Qué felicidad poder decir: no os necesito!!

Es triste, muy triste el manifestar uno mismo sus propios defectos, pero soy franco y quiero que me conozca del todo la que ha de ser mi compañera.

Creo que decía también que no sabía cuando podría pagarle sus finezas, como si dijera, cuando me casaría, y esto le hace a V. crees que he cambiado de proyecto. Con la franqueza que me caracteriza voy a responderle. En el fondo no he cambiado de proyecto, en parte sí.

Lo proyectado me parece ser: que nos casaríamos yo y Pepita antes de recoger mis conductas. La primera parte está muy bien, si se aconsuela de mi suerte (a mi entender algo triste, como se lo manifestaré de palabra la primera vez que nos veamos); la segunda presenta muchos obstáculos. El primero es la habitación. No teniendo casa hasta noviembre ¿dónde meternos hasta entonces? No es esto lo principal. Pensaba que habiendo recogido la conducta no sería menester cansar a V. ni a padre y temo que distará mucho de ser así, aunque nos casáramos después del primer año, pues es una friolera lo que debo recoger y aquello de que me estendería pronto ha sido una ilusión que se ha desvanecido como todas las otras. Mas demos de barato que recoga, aunque escasamente lo necesario para nuestra subsistencia. Si una enfermedad... ¡Ah, esta idea me horroriza... faltaría a mi muger lo más indispensable!...

S. Jiménez, le juro que no he cambiado de proyecto relativo a su hija y que solo su bienestar es el que me hace alargar el enlace. Yo me he arrinconado como un filósofo sin porvenir, soy un desterrado voluntario y voluntariamente sufro mi condena, mas obligar, ni solamente inclinar, a su hija que me siga, no lo haré jamás, no puedo hacerlo, repugna a mi carácter porque me parece que no me es lícito y que sería una crueldad, una barbarie. Amo mucho a su hija, S. Jiménez, y mi amor es verdadero, si no lo fuera tanto solo consultaría mi conveniencia, perjudicando, tal vez, la felicidad de Pepita, pues me dice un presentimiento que aquí no puede ser feliz ¡Ojalá me engañara!

No sé si ella más que yo anela nuestra unión. Dudo que, como yo, haya pasado horas enteras en un aislamiento completo, en esa soledad de espíritu en que el corazón ansía desahogarse, que oprimido con un enorme, pero de afectos, de sinsabores y de angústias busca con ahínco quien aligere tan penosa carga, una mano amiga o, mejor, otro corazón que le ayude a llevar unos afectos que tanto pesan sobre él. Y cuando nada encuentra que responda a sus necesidades, cuando la falsedad, la gasmoñría y el espionage solo le acechan para perderle quizás, el corazón debe concentrarse, llevar su carga con arrogancia hasta que sucumba. En estos momentos que son frecuentes daría parte de mi vida para·que Pepita fuere mi esposa, estuviera a mi lado para consolarme, para ocultarme en sus brazos para librarme de la vigilancia con que son observados mis pasos, repetidas mis palabras y comentados hasta mis pensamientos.

Cuanto llevo dicho y algunas concecuencias que de ello pueden deducirse bastarán, a mi ver, para justificarme de un proceder que si bien es tirano, es, con todo, constante en lo que me he propuesto, a·saber: pedir a V. y a mi padre tan poco como me sea posible. Presentarme a los ojos de Pepita con todos mis defectos y caprichos. No obligar por ningún término a ésta a que me siga. No podría sufrir de su boca: me has engañado.

Para conseguirlo he pasado muchas veces plaza de ininteligible y aun de ridículo y temerario y aun estoy en la incertidumbre de si lo he o no conseguido.

Como sea, le he abierto mi corazón como al padre de aquella cuya felicidad deseo, aun a costa de mi dicha. Haga V. lo que para ello crea más oportuno. Si mi existencia entera puede labrársela, haré el sacrificio de mi libertad; si me juzga indigno de ella, la veré pasar a otros brazos, si bien con amargura, pero templada si en ellos alcanza la felicidad.

Tal vez nos veámos antes de dos meses, entonces nos comunicaríamos lo es que no es fácil por escrito.

Hasta entonces, disponga siempre de S. S. S. y A.

Q. S. M. B.

Joaquin Salarich

P.D.: Espresiones a su Sª esposa, cuñados y demás familia.

A última hora los señores de la Yría acaban de hacerme un encargo que pudiera encargarlo a casa Picó, pero, en prueba de mi ingenuidad, no titubeo en hacerlo a V.V., seguro de que disimularán la molestia.

Piden media arroba de patatas de Málaga. Precio.

Y por otro sujeto les estimaré envíen 12 palmos y medio de pelfon (aquello que se pone al_rededor de las campanas de flores) de color verde si lo encuentran o, si·no, violado, o, si·no, carmesí, y 7 cuartos de borrón para flores, que hallarán en la tienda de quincalla de Lloberas, la primera a mano izquierda de la Platería, entrando por la plaza del Ángel. El pelfon en casa Sanyonya. Su precio. Pasado mañana voy a Vich y entregaré a Manrós el capaso de las naranjas para meter las patatas.

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