Madrid, 14 julio 1840
Mi estimado amigo: debo por mi anterior alguna esplicación, pero antes de pasar a ella diré que nadie me sabe dar razón de la Junta protectora de imprenta de qué me hablaba V. y, si bien la ley, mi mal no me acuerdo, la establece, ello es que yo no sé que esté nombrada ¿No podrían Vs., mientras tanto, publicar el mismo periódico bajo otro título? ¿O se han arredrado Vs. a la sola presencia del terrible Soler? No sería estraño porque es hombre de fibra y de un saber estraordinario.
Mas vamos al otro punto. Se me pregunta cuál es el motivo que nos hace permanecer en un puesto que también se califica de ilegal. El motivo es muy sencillo: porque no hay la unión necesaria p[ar]a tomar cualq[uier]a resolución si llega a considerarse importante y de consecuencias. La historia de esto es muy larga y no propia de una carta. Los compañeros que salen de ésta el p[unt]o 18 la esplicarán estensam[en]te. Sin embargo, no tengo reparo en consignar mi opinión sobre el particular, qe. ha recibido las cualificaciones a medida qe. las circunst[ancia]s lo han exigido, porque no hay duda que no habiéndose adoptado una medida enérgica y significante con oportunidad, dependía lueo de los sucesos. La opinión del que es preguntado era haberse reunido todos los presuntos individuos de la oposición y, antes del día 18, esto es, el 17 de feb[rer]o, haber manifestado a la nación su convicción y razones legales de qe. el Congreso qe. se iba a reunir y del cual ellos eran nombrados p[ar]a formar parte, ni era elegido según la ley ni por lo mismo representaba la verdad[er]a voluntad del pueblo, que estaban falseadas las bases de la elección, que se habían cometido mil tropelías por las autoridades, etc. etc. y concluir declarando que no creían que sus comitentes les dieran los poderes p[ar]a formar leyes contra la verdadera espresión de la nación y que por·lo tanto, se abstenían de entrar siquiera a la junta preparativa. Si los que habían elegido a los de la minoría opinaban así, debían haber sostenido ese paso y adoptado todas sus consecuencias, que no es necesario que yo esplique. No habiendo dado entonces ese paso, no habiendo habido por otra parte en ninguna prov[invi]a una manifestación análoga. Por el contrario, opinando de distinto modo entre si la cuestión debió variar y sujetarse, como he dicho, a las circunst[ancia]s. Dividida la minoría era claro que debía también dividirse la opinión de las respectivas prov[incia]s que la había nombrado. Esto es lo que ha producido la salida individual de varios dip[uta]dos y, de consig[uien]te el ningún efecto de la misma. Varias han sido las ocasiones en que todavía podía haberse adoptado con éxito esa medida, pero nunca se ha podido conseguir que fuera por unanimidad y, si bien era corto el n[úmer]o de los que se oponían, era, sin embargo, de personas respetables y, otras veces, las mismas que lo proponían y que aun alarmaron y comprometieron p[ar]a evitar el compromiso. Mi posición era muy distinta de la de todos. Yo antes de entrar consulta a Vs., y si bien reconocí qe. también Vs. estaban divididos, con todo, vi qe. todos pensaban de un mismo modo acerca de que lo que hiciese un dip[uta]do por esa prov[inci]a lo hiciesen también los demás, es decir, que caso de adoptar alguna medida fuese unánime la dip[utació]n de la misma. Así es que tanto porque, a renunciar, se sujetaba la prov[inci]a a nuevas elecciones, como porque me puse de acuerdo antes de entrar con los compañeros y resolvimos que lo que hiciera uno lo haríamos todos, como porque deseaba correr los mismos riesgos y compromisos qe. aquellos. Por todas estas razones entré, prometiéndome, sin embargo, un sistema que he seguido, esto es, no contribuir con mi voto a la formación de ninguna ley en cuya votación he conocido que llegaría a ser ley por pocos votos, como así ha sucedido en varias e interesantes, mayorm[en]te constándome que en la mayoría sola, no había ni hay el suficiente n[úmer]o p[ar]a hacer leyes. A·pesar de esto, habíamos resuelto retirarnos sin renunciar, conforme se nos prevenía, cuando la ley de ayuntam[ien]tos, pero una comunicación de un personage, digno de atenderse en la actualidad, aunque, a pesar mío, nos hizo suspender aquella resolución. Ahora han variado todavía más las circunst[ancia]s y se presenta otro porvenir y, como no se sancionen las leyes que se han hecho, no me parece que hayan sido influctuosos los trabajos de la minoría, qe. difiriendo la discusión, hemos llegado hasta ahora, que se puede decir qe. las Cortes no habrán hecho nada si, como es de esperar, se niega la sanción a ciertas leyes. Me parece que dejo contestado lo que ofrecí.
Acabo de recibir su últ[im]a del 5 d/c con las copias de los autos. Hoy mismo escribo al reg[en]te de la Aud[ienci]a de Bar[celo]na a los efectos que se me indican.
Creo qe. pronto tendremos nuevo ministerio. Las Cortes se van a cerrar pronto. Hemos presentado una esposición al gob[ier]no para·que rebaje el cupo que ha señalado a esas prov[incia]s. Mem[oria]s a todos y mande V. a su s[ervidor].
Pepe
[P.D.]: Conozco precisam[en]te, y es muy amigo de mi suegro, el Sr. Aranalde, pero es negocio delicado proponer la remoción sin que luego se infundan los pechos, a·pesar de que sea con atraso. No obstante, haré lo que pueda y con la prudencia necesaria, pues me he penetrado bien de su nota de V. y le he dado todo su valor.
Los compañ[ero]s C. y P. salen el 18. Me parece que harán cuanto puedan para·que no se reelija a su amigo de V. No es más qe. una opinión mía, tal vez maliciosa y temeraria, pero conozco que tienen envidia, etc. etc. etc.
No haga V. de esto el menor uso.