V. J.
Sor Dolores Salarich
S. Boy, 16 mayo de 1846
Muy apreciada hermana: a su tiempo recibí tu muy grata del mes anterior y, por ella, vi tus padecimientos y enfermedad. Ahora debes haber pagado la mucha fruta que en los primeros tiempos comistes y la gordura que entonces pusistes te la habrán quitado las sangrías y los baños. Me alegro estés restablecida, ojalá la dieta no vuelva a atormentarte jamás! Que no debas volver a tomar misturas con Sándano (como tu dices), mas están las manzanas, las peras y los melocotones, que éstas sean tus píldoras y las misturas los racimos.
He llorado de gozo al ver el cuydado y asistencia de tus compañeras y en especial de tu Sª superiora. Dale mil gracias de mi parte. Quisiera cómo poderle manifestar mi agradecimiento y, no pudiendo, pagárselo de otro modo. Pide al Señor le conceda su Sta. gracia y lo que más le convenga para servirle. No obstante, si en alguna cosa me reconociera útil, tendría una particular satisfacción en poderla servir.
Mi S. madrino ha estado un tanto malo, pero va bien, g[racia]a a D[io]s
Pepita ha vuelto de Bar[celo]na donde ha estado un mes. Ha cobrado fuerzas y se encuentra bastante bien. Ya quiere escribirte y también padre, por esto concluye tu hermano que de veras te aprecia y de
Joaquin Salarich
Mi apreciada cuñada Dolores: te ago saber que·[e]l día que tuvo la noticia en Barcelona de·tu novedá me·causó mu_cha tistesa, pero el·mismo tienpo beo que Dios te·a·ayudado, cosa que por tu bon_dá solamente te ha_ju_dará siempre. Ojalá que yo·tu_biera la·may_tad. Lo que te agrades_co mucho y mucho es que me’n comandes a Dios por la ora que se·me aguarda, porque yo·sola no soy capás, como que nada más, encomiendo a·todos sinó que me·[e]ncomienden a·Dios a mi ermana Dolores cuando me des_pidió li’n_quergó sobre·todo que me·[e]ncomiende a·Dios junto la madre tía Clara, tío Jayme y demás ermanitas y todos en·encargaron que te·[e]n_bia es_presiones mi padre, tanbién y tú tómalas de mi parta y las derás a·tus ermanas y Sra. superyora. Adiós, manda y dis_pón de tu·coñada que·de corazón te·ama,
Pepita Salarich