S[eño]r d[o]n Luis de Ferrer
Vich
Mi apreciable amigo: a la verdad que he merecido mucha justicia de V., según he leído en su muy grata del 14, pues veo comprendió cuan sensible me fue el dejar de pasar un par de días en su amable compañía y también el alejarme de ese país. Efectivamente tengo en mucho mis obligaciones y seguí con la costumbre de sacrificarles aún mis gustos más refinados... Puedo asegurarle que siempre me encontrará V. sin casco ni cota de malla para resistir a los furores de su justa venganza y, por más perjudicial que V. me la signifique, no opondré más armas que el buen corazón de V. y la fina correspondencia que le distingue.
Ya van espirando los momentos que separan el regreso de V. en esa ciudad “archivo de la cortesía, correspondencia de firmes amistades y en sitio y belleza única”, en sentir de uno de nuestros mejores clásicos y, aunque me diga V. q[u]e aquellos tiempos han variado, es lo único que le puedo recordar para endulzarle el pesar de separarse de esas tranquilas y puros lugares. Al menos tendrá V. dónde dirigir sus gratas impresiones y le consolará la idea de que los gozes son tanto más preciosos cuando más la privación los embellece con sus hermosos colores.
Sírvase hacer presentes mis respetuosos afectos a sus señores padres y apreciable familia y disponga V. con ellos de su mejor amigo y servidor,
Ant[oni]o J. Martí
Bar[celo]na, 27 set[iem]b[re] 1850