M[adri]d, y junio 20 del 1767
Amigo y muy señor mío: el debido amor de essa n[uest]ra patria, que en todos estados y distancias arderá siempre imutable en mi corazón, no me permite guardar en silencio la cierta y reservada noticia de que la pretención, tantas vezes intentada, que sabe v[uestra] m[erced] entabló nuevam[en]te la ciud[a]d de Bar[celo]na acompañada de su ob[is]po y cabildo p[a]ra que se traslade la univers[ida]d a aquella capital, nunca halló mejor proporción que la del día, p[o]r ciertas causales que en parte son públicas y en parte ocultas.
Lo que participo a v[uestra] m[erced], como buen patricio, con la viva confiansa de que su prudencia, actividad y zelo p[o]r el bien de este pueblo, procurará con sus compañeros preservarle de un golpe tan sensible que, p[o]r instantes, nos amenasa, pues la pérdida fuera no menos que de una joya, la más preciosa, que nos costó tantos caudales, sangre y vidas y nos dexó el generoso corazón de n[uest]ro amado rey en premio y p[o]r prenda de su gratitud.
Es, por demás, exponer a v[uestra] m[erced] las fatales conseq[üéncia]s tendría la supuesta traslación y prevenir los pasos y [dar] g[racia]s que pueden evitarnos el golpe, porque v[uestra] m[erced] y sus compañeros con su alta compreención y madurez lo habrán pesado y precavido todo y, como padres de la patria, tampoco habrán omitido q[uan]to les habrá dictado el paternal deseo de conservar a la ciu[da]d sus gloriosos privilegios.
Encomendémoslo a n[uest]ro protector el S[antí]s[i]mo mysterio que siempre nos consoló y sacó de todos los a[ho]gos, interín que le ruego g[uar]de m[ucho]s a[ño]s a v[uestra] m[erced], a cuya disp[osició]n me ofresco con la seguridad de que soy su am[ig]o de corazón q[ue] s[u] m[ano] b[esa],
J[ose]ph Montserrat
[P.D.]: Acuerdo a su padre y h[erman]os de v[uestra] m[erced] mi verdadero aff[ect]o.
Am[ig]o y señor d[o]n Fran[cis]co de Niubó.