Bar[celo]na y set[em]bre 29 de 1773
Mi querida madre y señora: Aunque me parecía regular que aguardase yo al expreso que despaché ayer, antes de que partiese éste, con todo, dispongo que marche porque veo que v[uestras] m[ercede]s se precipitan y temo que no han de esperar mi última resolución, que es siempre la misma que manifesté desde el mismo instante que supe la gravedad del mal de la Mariquita, y en esta inteligencia me opongo formalm[en]te y no quiero consentir que v[uestras] m[ercede]s egecuten su viage a Mataró, a no ser que la misma Mariquita lo pida, prefiriendo la utilidad de los ayres y alimentos nativos y comodidad y libertad de su propia casa, a esta de Barcelona. Y aun en este caso que ella misma lo pida, quiero y mando que no se empeñe en prácticar este viage a cavallo, q[u]e esto sería, sin duda alguna, matarla, sino q[u]e aguarde a que yo le envie un coche cómodo que estará enteram[en]te a sus órdenes todos los días que ella quiera para hacer las marchas cortas en el mejor modo que ella disponga. Y si quisiese que yo la acompañara también lo haré a su menor insinuación, sin detenerme un instante en ésta, pués que ya tengo a prevención ajustado el coche y yo pronto para bolar en su socorro. Esto es lo que he tenido siempre ánimo de hacer y esto es lo que dicen mis cartas, si se leen sin pasión. No marché antes a essa porque me constava la repugnancia que tenía Mariquita a estar en esse sitio y mi llegada no huviera hecho otro que aumentarle su disgusto viendo que se dilatava más su permanencia en essa. Assí pués el medio único de aliviarla era instar como insté que saliera de ahí, restituyéndose a esta su casa. A este fin escriví a v[uestras] m[ercede]s por el correo y, porque no sosegava mi cuidado, despaché ayer tarde un expreso que salió de aquí a las quatro y media, y para que mis instancias hiciesen más fuerza, hice que las acompañara el d[octo]r Balmas con carta que escrivió e incluý para la Mariquita.
Y es esto haverla abandonado? Y es esto querer desprenderme de ella? O, que mal me trata v[uestra] m[erced]! Pero Dios me hará justicia y los hombres que están instruídos del amor con que he tratado y trato a essa muchacha.
Y aora sólo me resta suplicar a v[uestra] m[erced] como le suplico encarecidam[en]te que, depuesto todo resentimiento, tenga a bien acompañar a la Mariquita aora, sea para esta casa o la de Mataró, en los términos que llevo dicho. Y con esto quedo para servir a v[uestra] m[erced] rogando a Dios la g[uar]de los m[ucho]s a[ño]s q[u]e desea
su más af[ec]to hijo y ser[ido]r
Sisternes
Madre y s[eñor]a d[oñ]a Josepha Feliu