Bar[celo]na, 27 d[iciem]bre de 1286 [sic]
Querida Francisqueta: atareada con las cosas caseras y mucha de piñeflas, se me ha pasado el tiempo sin contestarte sobre el ser padrina. Yo bien quisiera poderlo ser en persona, pero ya ves la grande dificultat que yai, porque el papay, por sus achaques y dolores y demás que puedes figurarte, no puede acompañarme, lo que siento en gran manera, y su gusto sería poder pasar a·esa para veros y sacar a pila el fruto que llevas, como a más de que el tiempo es riguroso y da poco gusto el viejar. Y así, será preciso que mi s[eñora] madre supla mi falta, a quien doy todas mis facultades. Dirás a la mamai que empesé a bordar el tambor y que lo he degado para aserme medias. Antonet per este correo nos escribe que está vueno y que le remitamos unos manteles y tres servilletes y se quexa de que ni la mamai ni tu abéis contestado a·la carta que os escribió y, no obstante se acuerda de una y otra como también de Miguel, encargando al papai que os dé tantas de memorias. La Torredá, mi tía, ha convalecido algún tanto, pero su enfermedad es de mala especie y la llevará a la sepultura según dicen los médicos. No sé como hiremos de vayles, porque al degar sola la piñefla nos pondría en cuidado, mayormente en los de noche, y abré de contentarme con los de betlla y de algún casero si los ay, y tú procurarás a divertirte con el nuevo sobrino que Dios te dé y t[e] salga con toda la felicidad que te deseo. Dirás a Miguel el que no se olvide de la fragatella y de dar un mil de vezos de mi parte a Xabier, así como yo no me olvido de la mamai y de todos vosotros,
Tu hermana Mariquita