Bar[celo]na, 15 de febrero de 1850
Estimado Javier: he tenido a este momento de recivir tu trista carta, viendo qe. la pobre Consepsión ha tenido la desgracia de saber de golpe la desgracia de la niña de Siseta (lo que siento vivamente) por hallarse en casa al momento que recivimos la tuya, que había benido ha·ber si yo había tenido carta tuya, como ya había benido otra vez y, estando tan deseosa de saber si las niñas venían o no (puedes figurarte que otro tanto me sucedía a mi), de consiguiente, al momento de tener tu carta en la mano, la habre y me puso a leerla con ella para ver lo qe. tu decías y, en seguida, nos vimos la desgracia, cosa que si hubiese estado yo en los permenores considera qe. no se la habría enseñado, pues no he dejado de sentir tal casualidad, mayormente esperando tener una alegría tuvimos un sentimiento. Pero es preciso conformarse y pedir a Dios conformidad a las tribulaciones qe. todo lo de este mundo es nada, sobre todo la Siseta, que estando a vuestras manos no le faltará distracción y consuelo. Hos acompañamos a el sentimiento con Enriqueta, que ya nos afiguramos vuestro disgusto y diréis a Narcisa que si quiere venirse a mi casa me a muchísimo favor y que la digo de corazón.
Voy corriendo para qe. esta lleg[u]e por el correo de la tarde y me hiré enseguida en casa Manuela para lo entendido. Memorias a toda la familia y tu dispón de esta tu tía,
María Casals
