Rosas y mayo 8 de 1805
Amados padres: sigo grandem[en]te en mi nuevo destino y deceo que disfruten v[uestras] m[ercede]s en ésa de igual de igual beneficio.
Ante·ayer, luego de haverse alargado el s[eño]r maestro, emprendimos la tarea porque he venido, y con el auxilio de 4 horas entre estudio y conferencia por la mañana y 3 ½ por la tarde (sin embargo que tomé una siesta que me probó muy bien), havía a las 7 dicho el Rosario y repasado las 4 reglas de enteros. Luego fui con el s[eño]r d[o]n Manuel a paseo a uno de los dos huertos que tiene en la plaza, de que regresamos a las 8, y haviendo encontrado en casa que me esperaba el hijo mayor del capi[tá]n de esta conpañía, que hace la función de abanderado en ella, p[ar]a q[u]e fuese un rato a su casa (de la q[u]e así q[u]e llegué me mandaron la bien·venida). Me permitió el s[eño]r d[o]n Man[ue]l que fuese a ella hasta cerca las 9, que acompañado del mismo y otro hermano suyo cadete, bo[l]bí a casa en que cené perfectem[en]te y comí del mismo modo.
Ayer a poca diferencia sucedió lo mismo, pues di todo el día tormento a los quebrados, y como en ellos encuentro muchos huesos que roer, me persuado que me quedarán algunos días de conversación con ellos, los decimales y complexos (que son materias nuevas para mí).
No puedo explicar a v[uestras] m[ercede]s lo contento que estoy y lo bien que me cuydan todos los de esta casa y, particularm[en]te la patrona joven y la muchacha, por·lo·que sentiría muchísimo q[u]e el s[eño]r maestro se olvidase de comprar y remitirle los cuchillos p[ar]a [la] mesa q[u]e le encargó y cuyo importe satisfará a quien él diga.
Tengo un peluquero que tiene muy buena mano y me peina todos los días con peyne espeso perfectísimamente.
Quédense v[uestras] m[ercede]s con Dios, y dando muchos abrazos a mis hermanitos y de expresiones al tío Martín y s[eño]r maestro y demás de casa y v[uestras] m[ercede]s reciban del corazón de su má[s] humilde hijo,
Santiago de Burgués
[Nota escrita pel mestre Manuel Grases ]
Amigo: por la relación del enfermo y lo q[u]e me dice su pulzo, q[u]e le he tomado de·espacio, conosco q[u]e el pobre tío Martín, o no tuvo tiempo p[ar]a enseñar algo al niño, o para no hacer colada se contentó con dexarlo todo pasado por agua, y aún esta no muy limpia. En fin, veremos si acá podremos tener corr[ien]te la máquina p[ar]a q[u]e no se acabe de inutilisar a Marquincus.
Den v[uestras] m[ercede]s exp[resion]es al maestro de niños.
Amado[s] padres míos.