Rosas y mayo de 1805
Querido hermano: por tu apreciada de 11 del corr[ien]te veo la falta te hago p[ar]a divertirte, pero a mi me la hace mucho mayor el tiempo que he perdido jugando y devía haver empleado en el estudio. Haciendo este recuerdo procuro ahora a recuperarlo, manteniéndome a·lo·menos 8 horas al día en el bufete, de modo que tengo por cierto que quando me restituya a essa, estará mi cu... tan calloso y liso como el de una mona. Sin embargo, te aseguro quisiera haver venido un año antes, pues conosco quanto mayor caudal tendría ahora de matemática, que es todo el patrimonio a q[u]e espiro [sic], y, con el q[u]e acompañado de mi buena conducta, espero proporcionar mis acensos, aumentar mis honores (hasta capitán general del exército con el mando de una provincia) y asegurar el sueldo competente para acabar mis días con tranquilidad y con la particular satisfacción de poder decir a mis hijos: Soy árbitro de disponer entre vosotros del modo qu[e] quiera de todo quanto tengo por havérmelo ganado yo mismo en la carrera del honor, en la que, como no hay d[e]recho de primogenitura, todos tenéis igual derecho. Desde ella he visto yo alguna[s] veces pasarse años sin llover en Masguineus y otras caer allí·piedra en abundancia, pero ningún cuydado he pasado por ello, porque sabía q[u]e mis doce cosechas no me havían de faltar, con q[u]e, así, amiguito, puedes seguir dibirtiéndote con essos muñecos, puesto que yo ya no apetesco más diversiones que las q[u]e son propias para soldados y huelen a pan de munición, pólvora, balas y cañones, en tanto que, dentro de un mes me verás tan diestro en manejar las armas, q[u]e en viéndome con ellas te pondrás a tiritar de miedo como azogado. Reparte expresiones entre essos amigos y conocidos, recibiendo el corazón de tu hermano q[u]e te quiere
Santiago el soldado.
Querido hermano Sisó
Rosas y mayo de 1805
Amados padres: aunque no tenía intención de escrivirles este correo, lo executo con gusto p[ar]a decirles, he recibido la de v[uestras] m[ercede]s con inclusión de la de Sisó, y también q[u]e ya se acabaron aquellas frioleras de sumar, restar, partir y multiplicar enteros y quebrados, decimales y complexos, pues ayer tarde di fin a toda esta baraúnda y me dispuse para empezar hoy el cálculo radical en el q[u]e no dudo aprenderé a ser económico, pues que me ensayaré a sacar la raiz cúbica de todo. Nunca más que ahora he conocido quanta [sic] adalanta el que estudia si puede tener al lado quien le explique las dificultades así que las encuentra. En fin, repito a v[uestras] m[ercede]s que yo estoy contentísimo, gordo y deseoso de llevarme de acá antes de un mes medianam[en]te sabida toda la aritmética, para poder fortificarme en ella durante nuestra mansión en Coromines, donde pienso también acabar de adiestrarme en el exercisio de la caza. Así el s[eño]r d[o]n Manuel , como mi patrón y patronas, continúan en faborecerme cada día más, proporcionándome comer bien y lo·mejor q[u]e se encuentra, de modo que dudo haya en Rosas quien coma tan bien como nosotros. Por no acabar en forma de letanía, den v[uentras] m[ercede]s expresiones a todos y reciban el corazón de su más humilde hijo.
Santiago de Burgués.