Barcelona, 30 de noviembre 1846
Amigo: ayer me dijo Feliciaño Vilar, quien te saluda, que tu creías que yo te había olvidado o bien que me faltaba tintero y pluma, pero nada de eso, pues aunque reciví la tuya a su tiempo, me faltaba contestación del Dr. Franch, a quien escriví para que me enviase la receta que Joaquín, tu hermano, me entregó a su regreso para Rosas, pues que miré el baúl y no la encontré ni supe su paradero y, figurándome que escriviendo a aquel Sr. (aunque era demasiada franqueza) tendría luego la contestación con lo que pedía y podría aprobechar la primera ocasión que se me presentara, pero no he sabido ninguna noticia de él y, por lo mismo, deseo te dirijas a aquel Sr. para que te entregue dicha receta y mandármela para quie yo pueda cumplir con lo que me encargó.
He visto algunas veces al Sr. Grau, a quien he hecho memoria de tus recuerdos.
En la casa en que vivimos, aunque parece no es tan mala como la del año pasado, no estamos del todo contentos, pues de aquellas que hacen signos para que uno suba a su casa las hay muchas en estos barrios, pero estamos resueltos como el año pasado a no hacernos conocer por ellas.
Disimula que no tengo tiempo y solo te he escrito hoy porque no estubieses cuidadoso de no haberme dado tu recado, pues que todo el día tenemos ocupado, estando privado muchos días hasta de salir a paseo.
Darás mil recuerdos a todos los de tu casa y, en particular, a la Clara y mandando a tu cuñado como gustéis,
Fran[cis]co Moragas
