S[an]t Martín Cescorts y [octu]bre 9 de 1765
Duenya y muy s[enyo]ra mía: continué ayer a la tarde mi viage por essa de Coromines, en donde llegué a las seys de la tarde felismente y, assimismo, me alegraré que su salud se conserve íntegra y sin novedad. De la buelta no puedo decirlo de positivo a v[uestra] m[erced] por haverme salido tre[s]cientos enredos, que pienso nos detendrán hasta a los últimos de la semmana que viene, que parece que todas las cosas me vienen al revés para hacerme dilatar tanto essa nuestra ausencia, la que me tiene puesto ya entre un abi[s]mo de penas que, por alivio, no hay otra cosa que las delicias de su amable comp[añí]a y, assí, repito lo que digue a v[uestra] m[erced] antes de partir, que continuarían siempre cressiendo mis angustias por dos motivos: el primero y principal por lo que me prometió v[uestra] m[erced] que estaría su corazón con un continuo penar todo el tiempo de nuestra ausencia y, el segundo, es decir a v[uestra] m[erced] que supongo que abrá persuadido que la tengo adentro de mi corazón y que mi pensamiento no está ni un punto sin pensar con las finezas que tengo recibidas de v[uestra] m[erced], quales tendré yo siempre presentes y, por consiguiente, devo yo mutuamente sentir tan dilatada ausencia. Mas ¡hay! que ya ha llegado el tiempo de haverse convertido la grandesa de mi contento a ab_uso del penar al ver, digo, al no verla. Trocose la alegría del gosar de su amable comp[añí]a al horror de haverla havida de dexar, haviéndose convertido el trono de la manyana al túmulo de la noche. Sepultose el sol de las dichas y ha resussitado ya el mar de mi llanto, pues estoy en una continua soledad y tristesa.
¿Qué se hiso aquel remontón de gustos, la dispensación de favores, la abundansia de afectos de su tan am[a]nte corazón? Todo me falta, todo se ha convertido en soledad, todo en ternura, todo en congoja, pero me queda la esperansa que bolverá el díe de mi buelta ¡Que fiesta hará entonces mi corazón gosando de su amable comp[añí]a! Ya bolverá al no ver, diré al verla, y se trocará el horror de haverla havida de dexar a la alegría de gosar de su amable presencia, se convertirá el túmulo de la noche al trono de la manyana. Me levantaré del mar del llanto al sol de las dichas y, finalmente, estaré en un continuo placer y alegría.
Lo que bu[e]lvo [a] encargar de veras a v[uestra] m[erced] es que procure por su salud y que no siente mi ausencia, que la abreviaré en quanto pueda. Si quiere algo de mi, que me avise y si su salud se hallasse con alguna novedad estimaré me avise y le encargo también una expressión por la guida y le dirá que cumpla la recomandación que le encargué y me renuevo a la obedi[enci]a de v[uestra] m[erced] interín que r[u]ego a Dios le conceda los dilatados anyos de próspera salud y vida.
Su más firme y constante corazón
D[o]n Joseph de Burgués y Coromines
D[oñ]a María Fran[cis]ca de Carama[n]y y Fontdevila, muy s[eño]ra y duenya mía