Coromines, 16 julio de 1818
Amada esposa de mi corazón: no te escribí por el correo de ayer, pues como marcha mañana Albert, la tendrás aún más pronto. Él te informará de todo lo de esta tierra, que le ha gustado mucho. A mi me prueba muy bien hasta ahora, sin que el agua ni el clima hayan producido novedad ninguna en mi salud. Hasta ahora me he levantado siempre a las diez o a las once de la mañana, pues no he venido para otra cosa sino para descansar y darme buen tiempo. El gran peso de los asuntos públicos me agoviaba y me hacía tan útil como provechosa una distracción como esta que, aunque me ha alexado de los intereses públicos, me ha acercado de los míos particulares, poniéndome en estado de examinar por mi mismo este patrimonio e instruirme de sus pormenores. ¡Qué ocupación tan agradable! ¡Quánto más gustosas son que las que se tienen en el ayuntamiento! ¡Quán preferibles son las sesiones de Pere de la casa nova a las de los regidores y diputados! El tio Tito es aquí nuestra diversión, conserva su buen humor y como tiene mucho talento y mundo, habla mucho y bien. Me encarga te dé mil expresiones y que se alegraría infinito de verte. No extrañaré le tengamos en Gerona, pues creo hace ánimo de ir a ver el abad de San Feliu de Guixols. De resultas de haber escrito una carta de cerca seis páginas al s[eñ]or Fran[cis]co de Vergés, diciéndole nos es imposible el entregarle las 1.500 l[ibras] sin un gra[n]de perjuicio de nuestra familia, estoy bastante cansado. Albert dirá lo demás. Procura a mantenerte buena y a darme a menudo noticias de tu salud y de la de mis queridos hijos. Dales mil besos, con exp[resione]s para m[osé]n Estevan y para tus padres y demás familia, s[eñ]or canónigo, dida, etc. y vive persuadida que te amaré mientras aliente tu amante esposo.
Narciso María de Burgués.