Madrid, 20 de d[iciem]bre de 1828
Mi querida mamá: no estrañes la mala letra con q[u]e sin duda escribiré esta carta, pues tengo un dedo bastante lastimado de resultas de una pistola q[u]e ayer se me rebentó en la mano haciendo una prueba y gracias a q[u]e sólo me hirió el dedo, debiéndome llevar la mano, pero no es gran cosa lo lastimado y creo q[u]e en tres o cuatro días se curará.
Mañana voy al Pardo a la corte y procuraré tener una audiéncia con S[u] A[alteza], a quien con cierta reserva confiaré algo de lo q[u]e te pasa p[ar]a prevenirle en tu favor. No obstante se debe obrar con mucho tino p[o]r·q[u]e si S[u] M[ajestad] sabe q[u]e te desatiende el q[u]e tanto nos interesa perdería éste todo lo q[u]e su comportamiento político en donde se halla le tiene grangeado y, p[o]r lo mismo, es preciso mucho pulso en el asunto. S[u] A[lteza] lo quiere, aunq[u]e conoce en lo q[u]e ha errado, pero me consta se incomodará mucho sabiendo te falta, razón p[o]r la q[u]e no le descubriré todo de un golpe. El tío Carlos ha estado bastante malo de su acostumbrado ataque y como sabes padece mucho en semejantes ocasiones y, señaladamente, tratándose de cosas q[u]e le han de irritar, no he creido oportuno acrecentar sus dolencias, pero lo haré uno de estos días, enterándole de todos. En fin, yo nada omitiré y, a pesar de los escasos recursos del erario, no desconfío de poner fin a los males q[u]e en el día te afligen y q[u]e con gusto partiría contigo y con mi hermana, a quien abrazo de corazón.
A·diós, mil afectos de los amigos. Repíteselos a los de esa y dispón de tu amante hijo.
Leopoldo