Vich, 22 di[ciem]bre de 1828
Querido Sisonet: según me dices Monet está en Castellón. Seguramente no pasó por esa por ocultar más su comisión de la que hasta aora nada he sabido, pero entendí ser cosa de entidad.
He tenido a tu mayordomo, al que dije quedabas enteramente desobligado en punto a la tutoría, y por la misma razón él obligado por ella. Quedamos en otro día que venga [y] veremos si hay algo más que practicar en este negocio.
Los usías creo han tratado de retirar sus débiles fuerzas y de no admitir la pelea que les iva preparando, y ya que los veo en retirada, es regular les obligaré a medir sus ruerzas con las mís paces. La acción ha de ser decisiba y ganada por mi indispensablemente, pero quiero aun acreditar más acerca si debo o no presentarles la batalla o abandonarlos en su fuga. Todos los días recibo nuevos refuerzos al paso que ellos se van debilitando, y no dudo de que si llega el caso algunas tropas de las suyas, abandonando sus banderas, se vendrán a guarecer bajo la protección de las de mi ejército.
A poco de haberse verificado el aborto de Concha lo supe. Es muy desgraciada en la materia. Fortuna que Quimet sabe conformarse y distraerse y, de este modo, se le hace la desgracia menos sensible, pues sólo tiene que atender a una desgracia y no a consolar a su marido .
He recibido el papelito del s[eñ]or de Martínez, al que te estimaré des las g[racia]s de mi parte y mis esp[resione]s.
Veo que vuestro teatro está muy falto de espectadores. El nuestro tiene tal cual una vez [a] la semana que hay función dada por la brillante compañía de aficionados de esta ciudad.
Me repito cual siempre a la disposición de Dolores y demás, disponiendo tú como sabes puedes hacerlo de tu af[ec]to y sincero amigo.
J[uan] O[liveras].
P[ost] d[ata]
Tu camarada el músico, a quien veo cuasi todos los días, te saluda y se queja de tu silencio.