Bar[celo]na, 20 abril de 1830
Querido Sisonet: el corbatín en un todo compuesto y arreglado queda en mi poder, el que entregaré a Gracia para que te lo lleve, pues creo sale para esa con su mamá a principios de la semana que viene. Po queda enterado de la morada de la ti[e]nda corbatinista, por si algo se te ofrece durante mi ausencia. No me estiendo más en la materia, pues como acabamos de salir de la Cuaresma y, a·más, ha acaecido la muerte de la nena, q[ue] e[n] p[az] d[escanse], te veo muy santificado, enmendado, et[céter]a, et[céter]a. No dudo que uno y otro son dos de los más poderosos medios para entrar en reflección los cristianos y conocer nuestros defectos para aborrecerlos, en cuya altura te creo y sólo te encargo que faci q[u]e duri para que perseverando en la virtud nos veamos algún día en la celestial morada que a todos deseo. Amén.
A últimos de esta semana me voy a Vich, si Dios quiere, y regresando luego aquí con mi hermano nos alargamos muy pronto a los madriles.
A Dolores y demás mis esp[recione]s, diciendo a tu tía Ignacia que pasada la semana que viene no tengo día seguro para salir del Principado, por lo que podrá llevármelo si gusta. Ofréceme a sus pies y dispón de tu invariable amigo.
J[uan] O[liveras].