Madrid, 10 julio de 1830
Querido amigo: por la tuya de 30 del pasado veo que continuáis con salud, de cuyo beneficio disfrutamos, g[racia]s a Dios, aunque ya el calor empieza a apretar tal·cual, pero como tenemos una regular habitación, no lo pasamos tan mal, pues donde hace mucho calor es en la calle y lo pesado que hay aquí es tener que correr negocios o hacer visitas, aunque en adelante ya se podrá hacer todo con más comodidad, pues se acaba de establecer una compañía que tendrá muy buenos carruajes de todas clases, con caballos o como se pidan, que a tanto por hora le llevarán a uno por dentro de esta capital a donde quiera. No será malo provar alguno para saber dar razón de ello.
Es regular sepas que el s[eñ]or d[on] Po, tu hermano político, en la prócsima semana sale de Barcelona para esta corte. Me parece ha de ser muy poderoso el motivo q[u]e le obliga a emprender un tal viage en esta rigurosa estación. Si viene por negocios, como es regular, le tengo compasión, pues después de acalorarse y perder el tiempo y la paciencia, son más los que se quedan en blanco que los que consiguen o sacan partido, pues aquí se hace caso de muy pocas personas y de menos cosas. Sobre el particular podría estenderme bastante, pero será mejor cuando nos veamos.
La corte sale en breve para La Granja, donde, si Dios quiere, creo pasaremos el día de s[an]ta Cristina, pues con motivo de ser el primer año de la celebración de los días de nuestra soberana, q[ue] D[ios] g[uarde], habrá cosas dignas de verse y, sobre todo, la cascada estará iluminada, cosa que no se ha visto más que una vez desde que reyna este s[eñ]or. En prueba de la concurrencia que habrá te diré que ya las diligencias están tomadas con muchos días de anticipación, pero, con un poquillo de diligencia y las instruccion[es] de un amigo, he pillado y ya tengo en mi poder dos billetes para el viage del 20, y allí es regular estaremos menos mal que otros, pues ya está prevenido el que nos guarden una pequeña habitación, cuarto o lo que sea, que no todos los que vayan tendrán otro tanto, y no será estraño que haya más de la Galán Gen que nosotros, que se quede en la calle. Hay un refrán catalán que dice que la diligencia es germana de la bona ventura.
Del negocio de tu hermano nada más hemos sabido y, hasta que el s[eñ]or Oller nos avise, nous resterons tranquilles en la materia.
Es cierto que, aunque aquí tiene uno molta feina, pocas son las cosas que se me escapan sin que las vea y muy poco me queda ya que ver de lo digno de verse. Por cualquier estilo que quieras tomarlo, es muy poco ya lo que tengo que preguntar para ir adonde se me ofrece, pues por las mañanitas temprano me he ocupado durante algunos días a enterarme de barrios, calles, et[céter]a, et[céter]a, de suerte que, antes de anoche, en una casa me dijo un madrileño [que] estrañaba que yo supiese ya cosas q[u]e ha habido hombre que en medio año no las pudo averiguar. El caso está en sacarle el jugo a la naranja cuando uno se pone a esprimirla.
Ciertamente está esto muy resbaladizo, como dize vueza merzed, y sólo volando es fácil escaparse. Yo, por aora, me conservo en pie cual otro coloso, pero con las pantorrillas muy unidas, al revés de aquella maravilla contada entre las siete del mundo: jay, y que ganao, zobre que ze puede comer zin hecharle zal eztraña, pues bazta la que trae conzigo, pero cómo yo la gasto de la otra, es por esta razón que, g[racia]s a Dios, no he provado ni quiero provar la madrileña, aunque nunca puede uno decir de esta agua no beberé por muy turbia que ella esté, por lo que Dios sobre todo.
Mucho sentiré que Enriqueta muera o haya ya muerto tal vez. Anoche cabalmente estaré en una casa como unas 5 horas sólo con el obgeto de oir buena música y bien desempeñada, donde se cantó una aria que yo varias veces he oido a nuestra enferma bufa. Otro día te haré sabedor de los primores de anoche, interín saluda a Dolores, no menos que de parte del hermano a todos y dispón de tu amigo,
J[uan] O[liveras]