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Ficha de la carta

De Pere Martí i Puig a Narcís Pasqual i Olivas

Remitente
Martí i Puig, Pere
Destinatario
Pasqual i Olivas, Narcís
Fecha
16 de junio de 1840
Origen
Barcelona
Destino
Vilarnadal (Masarac)
Idioma
Castellano
Tema
Política
Temáticas
carlismo, ejército, hechos políticos, monarcas
Epistolario
Epistolario de la familia Olivas
Fondo
Familia Olivas
Signatura
ACAE, Família Olivas, Correspondència, carpeta 1840
Soporte
Papel
Número de hojas
1
Medidas
Folio plegado (21 x 30 cm)
Descripción física
La carta hace de cubierta
Sello prefilatélico
Autoría de la ficha
Javier Antón

# dueño y amigo: hemos recibido tus cartas y Narciso ha contestado a la sua detallando lo que debíais hacer con el día de San Pedro. Tus hermanas y hermano siguen sin novedad esperando con alguna impaciencia la llegada de la Cristina y de sus dos escelsas hijas. No ostante, creo que esta no se realizará tan pronto como se debía, porque se prepara una parada estraordinaria del ejército de Espartero, que dichas personas han de ver maniobrar. Cabrera abandona el punto de Berga, hace transportar a la Mare de Déu dels Hors la artillería de dicho pueblo y se presume que intenta volver al Alto Aragón, deslizándose por las faldas de los Pirineos. Otros piensan que cuando se vea acorralado por todas partes, entonces saltará dentro de Francia y, desde allí, tomará su ruta para Niza, en donde ha comprado un patrimonio muy pingüe.

En ésta se preparan muchas cosas para recibir a la regente y sus dos hijos. Sería menester que escribiese más que·[e]l mil escribanos en un mes si intentase describir por mayor lo que veo preparado. Además, cuando tus hermanos lleguen te lo contarán todo de pe a pa. Los periódicos del progreso parece que no llevan a bien este paseo de la familia real; los moderados auguran felices sucesos; y los carlistas arcensatados [sic] están persuadidos que la regente se embarcará para Milán, abandonando la España a sus hijos, para vivir esta tranquil[a] en los palacios que ha comprado allí. Yo no leo más que lo que palpo y, a veces, dudo, pues que los sentidos son tan embusteros como los hombres.

El carlismo va en decadencia y pierde el prestigio que tuvo en el principio, porque los corifeos que lo sostenían se han desacreditado muy mucho y el ministerio parece que va entrando en razón. Dios quiera que los que empuñen las riendas del gobierno tengan aquella madurez, tino y buena fe indispensables para el acierto. La patria está en el borde de un precipicio, la administración, eje principal en el que g<u>ira toda maquinal social, está tan mal parado, que cuando el ministerio presentó el presupuesto me heché a reir viendo que para recaudar 1.800 millones necesitaba 400 o más millones de gastos. Tu ves que desde el principio hasta ahora en las cortes no han hecho más que charlar, que las operaciones militares no nos han demonstrado grande prericia en estrategia y que si por un prodigio que casi raya a milagro no se hubiera verificado la muerte de Sumala_cárregui y el Convenio de Vergara, esta guerra esterminadora era asunto en el que habrían tenido que pelarse las barbas todos los españoles. No me atrevo a formar ningún pronóstico sobre la suete venidera de nuestra patria, porque no puedo conjeturar si nuestros cabezas sabrán hacer el uso sensato y prudencial de esto que llaman gobiernos representativos y si sabremos valernos de la libertad de la prensa. Tu ya habrás podido observar estas guerras electorales en los hombres de los dos bandos que se jactan liberales. Ya habrás podido conocer que uno y otro partido no tiene otra mira que escalar el poder y disponer de los empleos lucrativos. Por fin también habrás echado de ver que no se escrupulizan los medios, cualesquiera que sean, con tal que consigan dominar a los demás. Pues dime ahora si en esto no se ponen arreglos, si las <las> leyes no contienen estas demasías, cada vez que se hayan de hacer elecciones se encenderá una guerra intestina que empezando a cachiporrazos últimamente acabaremos con puniales. Dios lo bendiga todo, nos dé hombres que gobiernen bien y, sobre todo, hombres de honor y de buenos sentimientos religiosos, porque, entonces, estoy seguro que todo prosperará.

Tu pásalo bien y no te molestes con las noticias o sucesos que vayas viendo. Nosotros ya somos viejos y así no podemos contar larga vivienda en este mundo. Tu voto y el mío valen poco para detener el curso de las cosas. Así, pues, encomendémoslo a Dios, quien dispondrá lo que sea más acertado. Cuando te escribí la primera carta no sabía que tu hermana Paula estuviese contigo. Muy al contrario pensaba, pues, que tus hermanos me dijeron que estaba en Masanet. Así, pues, todas sus quejas, porque no me acordé de esa # deben ser escuchadas delante de ningún juez. También me pareció que tu estabas algo incómodo porque yo escribí en nombre de Narciso. Si esto es causa yo conjeturo te digo que te habías mudado mucho desde la última vez que te vi. Tu podías adivinar que yo quise escribirte para divertirme a mi y a ti y, para el caso, tanto valía ver letra mía como de Narciso. Por fin tu y tu <y tu> hermana Paula os habéis quejado, pero veréis las quejas son de Gabaix. Saluda a la Paula y dile que yo no soy olvidadizo, gracias a Dios, y que si yo hubiera sabido que estaba aquí cuando yo escribía no me habría pasado por alto. Saludo al doctor Lorenzo Vidal, a su esposa Francisca y a mis parientes de Las Escaulas si vienen a_quí el día de San Pedro. También saludarás al monsieur Pedro Olivas, quien desea mucho y preguntarle si tiene muy adelantadas las obras de cal y canto contra el gran tío Manol.

La reina y compañía llegan a ésta el día de san Pedro y se presume que [su] permanencia será larga.

P.D.: Querido hermano: creo q[u]e ya habrás recibido la carta q[u]e te he escrito con fecha del 25 diciem[bre], lo q[u]e acostumbro ha haser p[o]r la fiesta. Dirás a la Joaquima Farreró q[u]e siento mucho no haber tenido proporción para enviarle el pañuelo y también dirás al padre q[u]e ya se han recibido los papeles de su causa y no le puedo decir otra cosa p[o]r ahora y q[u]e ha estado con el pr[ocurad]or para recoger las quintas, q[u]e me ha dicho q[u]e ya le había escrito q[u]e faltaba algún requisito, pero q[u]e yo haré lo posible pare llevármelos. Como Narciso quería escribir mucho y quedaba poco lugar te escrive por separado. Es cuanto ocurre por el momento y dispón como siempre,

Pedro Martí y Puig,

Barcelona, 16 junio 1840

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