Barcelona, 14 diciembre de 1848
Mi querido hermano: tengo el maior placer que Carolina esté ya enteramente restablecida de su indisposición y que el haberse levantado le provase tan bien como me dices. Soy de tu mismo parecer en que Carolina no tiene la naturaleza tan débil cómo algunos creen y no dudo que si podemos lograr que se cuide, desterrará esas pequeñas incomodidades, que si sigue despreciándolas, como ha hecho hasta ahora, pueden darle muy malos ratos.
Me alegro que te haya parecido bien y que apruebes la feliz idea que ha tenido Mariano sobre el asunto del agua de Arenys. Veremos si puedes hacerme con aquella casa, lo que procuraré atendidas las ventajas que me reportará, mientras no ecsijan un precio demasiado crecido.
He molestado ya un sin fin de veces a Mariano, preguntándole y colsultándole varias cosas relativas a mis intereses y, como él es tan amable, me a complacido en todo, de lo que le estoy muy agradecida.
Hace dos días que está aquí Ramis, el que a venido a cobrar las dos mil libras ayer. Enseñó el borrador del ápoca a tu hermano y la encontró poco esplícita y algo confusa, de manera que se encargó de redactar otra que espresó bien y sin ninguna duda la procedencia de este dinero.
No olvido que habréis ya recibido la caja con la capota y las flores.
Abraza cariñosamente a Carolina, da inumerables vesos a mis queridos sobrinos, de parte de sus primos y mía. Haz presente mis afectos a tu Sr. padre, recibiéndolos tu de papá, niños y de los de Descallar y, renovándote mi sincero afecto, queda siempre tu apasionada hermana,
Dolores