S[eñor] d[on] José Jiménez
Bar[celo]na
San][ Baudilio de Llusanés, octubre 24 / [18]44
Muy señor mío y dueño: a su tiempo recibí su muy grata 18 del presente y, con la mayor satisfacción, supe su feliz arribo al seno de su familia. Me uno con ellos para sentir la satisfacción que les cabría al recobrarle después de tantos días de ausencia. Celebraré también que los baños prueben a su s[eñor]a esposa y que con Dolores se divierta en Caldas.
He cumplido sus encargos respe[c]to al s[eñor] rector y herrero Serra (quienes le saludan), pero no con mi patrona Margarita, repe[c]to a los pañuelos, pues aun no los he recibido por no haber ido a Vich los ordinarios de este pueblo a causa de la continua lluvia de esta semana.
Con V.V. se fue el buen tiempo y el sol apenas se manifiesta por intervalos, su virtud es tan poco activa que empieza ya a dominar el frío. Siento que Pepita encontrase unos días tan bellos. No es lo mismo determinarse a vivir en un pueblo de despejado horizonte o de un cielo nebuloso y frío. Si hubiera estado aquí en el tiempo de las escarchas, quizás no se determinaría en venir, pero es preciso que lo sepa. S[an] Boy no es tan pintoresco siempre como ella lo ha visto. Al presente es triste, muy triste, como lo es un cielo encapotado de nubes o un valle cubierto de densa niebla, la que no puede desvanecer el sol.
A mi me han manifestado que a Pepita ya le cansaba S[an] Boy. No sé si es verdad. Si lo es, que no venga. Ni quiero por ningún término ni estilo sacrificarla, no quiero violentarla en lo más mínimo, quiero que sea todo muy voluntario. V. puede probarla si su voluntad es de venir; también será mi gusto el de recibirla, pero quizás no tan pronto como habíamos pensado por motivo de no tener casa. La casa de cerca la iglesia no puede estar desocupada de un año, según la costumbre del país. Yo encuentro otra, al lado de aquella del capellán que miramos de noche, que tal vez la desocuparán por enero o febrero y el dueño me ha prometido que no trataría con otro sin darme el aviso competente.
La casa es buena, ya la he seguido, solo hay que el huerto es separado, pero es bastante grande y bueno.
Vamos a otra cosa.
Los enfermos que por ahora he tratado me han ido bien y comienzan la gente a creer conmigo. Ayer el médico tuvo un nuevo ataque de apoplejía, pero llegué a tiempo y pude salvarle. Por lo demás, me honran mucho la gente y puedo, al parecer, prometerme ser venerado de todos, que para mi es la mayor de las felicidades.
Finas esp[resione]s a toda su familia, sin aceptuar a m[osén] Jayme y Fábregas, s[eñor]a Clara y demás amigos y V. disponga siempre de su amigo y S. S., Q. S. M. B.
J. Salarich
P.D.: Vich, 26
Acabo de ver la botella con el aguardiente y pañuelos.
Ex[presione]s de mi familia.