V. + J. M
Madrid, 19 octubr[e] 1846
Mi más queridos y apresiados padres: resiv[í] su apresi[a]da carta, la que me alegré mucho de sever que estaban sin la manor novedad, grasias a Dios. Ya saben Vs. cómo estoy en el Santo Hospital General, lo que estoy mui contenta y alegra, sirviendo al mismo Jesucristo en la persona de las pobresitas enfermas y me tengo por muy dichosa de emplearme en·tan santas obras. Tenemos a nuestro cargo 4 salas de enfermas de 70 números y 4 salas más pequeñas, 3 de enfermas y una de niños enfermos. Yo tengo el encargo de cuidar de una ser[i]e de enfermas, lo que cuando son más son 35. Yo cuando estoy en las salas sirviendo a las pobresitas estoy en mis glorias. Las noches de vela y las oras de guardia se me pasan en un serrar y abrir de ojos y, por fin, yo no sé cómo espli[c]arles lo bien que estoy en este Santo Hospital, sirviéndo a las pobresitas enfermas. Ay, amado padre mío, yo asta ahora no e·tenido ninguna pena ni travajo, siempre el Señor me·a regalado y faboresido más de lo que yo merasía, lo que le pido a Vds., amados padres, es que no se olviden de esta indigna hija con toda verdad, que cuando me·acuerdo de lo que Vds. Han padesido conmigo me avergüenso y las lágrimas me bienen en los ojos. Pero qué aré, ahora no tengo otro remedio que encomendarles a Dios, porque después de este destier[r]o de penas y travajos nos vemos en la gloria selestial, donde reinaremos por toda la eternidad. Ya en mis tivias orasiones no me olvido de encomendarles a Dios. Ahora hemos salido de los Santos Egersisios y ningún día me he olvidado de ustedes, en·particular en la oración, pidiendo a Dios lo mismo que pedía para mi, que es el reino de los cielos y perservarme hasta la muerte. Una cosa·me·olvidaba: yo confío que·no me la negaréis y es que cuando vaya Vd. en las cuarent[a]·oras no hos olvidéis de pedir algo por mi, porque lo nesesito mucho y, por fin, muchas cosas li diria pero el tiempo no me lo permite. Ahora han dado la una de la noche y venimos de dar el caldo a·las enfermas y estoy con mucho sueño. A_diós, a_diós.
Qué es lo que diré a·mi quer[i]da madre. Muchas cosas tendría que desirle, pero me contentaré con desirle y encargarle mucho la pasiensia y la conformidad con la volundad de Dios, pensando que todo lo que padesemos es volundad de Dios y desir cómo desía Santa Teresa de Jesús: Señor, padeser o morir en este mundo no podemos esperar otra cosa que travajos y afligciones. Y, por último, no les digo más porque son las 3. Tendrá Vd. la bondad de desir a mosén Antonio Oliva que si no li escrivo no es porque le aya olvidado, que todos los días me acuerdo de él.
Los más finos afectos Vds. resivan,
Sor Felipa Salarich