Madrid, 10 abril 1840
Mi q[ueri]do Fran[cis]co: Ya no hay necesidad de que te aclare lo que deseas relativo a renuncias, pues Sicars me ha escrito hoy en los términos qe. verás, después de haberse solemnem[en]te comprometido conmigo, diciéndome que tan luego como se hubiese dado cuenta en el Congreso de la renuncia de Camps y Rios, remitiría él la suya por mi conducto. He aquí su carta: “Murcia, 7 abril 1840; Mi amigo: continuas instancias de los amigos de la prov[inci]a y pruebas evid[en]tes de que podría serme fatal en la actualidad el despojarme del carácter de dip[uta]do. Que sea como quiera. Hasta cierto punto me hace inviolable, esto es, el deber por una parte y, por otra, el temor han triunfado por fin de mi resistencia. Tan pronto como arregle yo mis cosas tendrá sin duda el gusto de abrazar a V. su af[ectísi]mo amigo. S.”.
No estraño yo eso y deduzco dos cosas: o que han influído con él mis enemigos, o que el gob[iern]o se le ha manifestado directa o indirectam[en]te para·que venga a aumentar el nº de votos en la mayoría. No soy yo el que le haga tan poco favor de creer que aquí y en el Congreso ha de hacer abnegación de sus principios, pero no sé conciliar ese temor a qe. alude estando en la minoría y, al propio tiempo, el deber, que dice él, que vosotros le imponéis.
Sin duda el mismo gobierno hubiese respetado mejor la independ[enci]a permaneciendo en su juzgado. Mis amigos lo sentirán y, tal vez, más los demás compañeros de dip[utació]n, con quienes estoy muy de acuerdo y ayer mismo hemos tenido una detenida sesión con Camps y Pararols, quienes esperaban con ánsia la espresada renuncia. Yo creo, a·pesar de todo, que la prov[inci]a ganará más con él que con el sucesor si aquella se hubiese verificado. En vista de esto, haréis lo más prud[en]te.
Me alegro de saber que te acuerdas de lo que preguntaba. De consig[uien]te, en su día haré caso de esta noticia.
Ya se ha reorganizado el ministerio, pero se cree que será muy transitorio y se apoya esta creencia en la división que por hoy se sabe existe en la mayoría. De todos modos, creo yo que si te concede la autorización p sabe existe en la mayoría. De todos modos, creo yo que si te concede la autorización p[ar]a plantear la absoluta y exótica ley de ayuntami[ien]tos se acaba de arruinar la poca libertad que nos queda.
Avisaré cuanto interesante ocurra y creo que no sería inoportuno se remitiesen al Congreso esposiciones de todas partes contra esa ley. Mem[oria]s a los amigos y manda como quieras a tu,
P.
[NOTA]: Cont[esta]da en 26.