Madrid, 24 abril 1840
Mi q[ueri]do Fran[cis]co: contesto tu grata del 12 d/c dejando para ello el trabajo en que hace alg[uno]s días estoy embeleido, escribiendo las defensas legales de un pleito muy ruidoso.
Me sorprendió lo que me digistes acerca tu destitución. Yo no sabía nada y, al mom[en]to escribí a un amigo de la dirección g[enera]l del ramo y me contestó lo seg[uien]te: “No hay nada en contra del com[isiona]do pr[incip]al de Gerona y tampoco hay recelos de que pueda ocurrir cosa alguna en la actualidad, pero si la hubiese, en el mom[en]to se la avisará a Vd., tu af[ectísi]mo, etc.”. Es cuanto puedo decirte yo. Con respeto a Mendiondo, puedo asegurarte que no he sabido nada y, a la verdad, tampoco pudiera nada en el ministerio con estos hombres y, menos siendo un petacañas como soy. Estando en otra posición al menos hubiera querido saber los motivos.
En el mismo caso me hallo con respeto a Falio, pero sea cual fuese vuestra posición, paciencia, que con el tiempo maduran las brebas y contad siempre que yo soy un verd[ader]o amigo vuestro.
El Sr. 1er. suplente nuestro ni ha venido aun ni creo que venga ni creo que renuncie, y esta es la hora que todavía no se ha levantado un solo catalán en el Congreso, escepto Surrà, que por su salud no puede nada, y si algo puede el día que está bueno es con respeto a cuestiones financieras. Esto lo entiende. Sin embargo, ojalá todos fuesen como él!
En esa cuestión de ayuntam[imen]tos es donde un catalán pudiera estenderse y que no dudo que produciría un buen efecto. Me discusto [sic] que girará sobre la base de nuestra antiguas const[itucione]s, etc.
Ánimo, amigo, que puede que no haya necesidad de palas. Recomiéndoos el manifiesto de Linage que os remito por separado.
Cónstame que el 2º suplente se ha llevado un solemne chasco, lo ha sentido y sus amigos de aquí también. Adiós, tuyo,
Pepe
[NOTA]: Cont[esta]da en 10 mayo.