Madrid, 9 d[iciem]bre 1840
Mi q[ueri]do tío: hoy no me es posible escribir a V. estensam[en]te, pero no puedo prescindir de decirle que ni Surra ni yo hemos tenido absolutam[en]te la más mínima parte en el nombram[ien]to de Sorribas y que yo no le conocí hasta después de nombrado, como él mismo podrá decir; que ya anuncié quien lo había hecho y con qué objeto, según mi entender; que si lo recomendé fue porque le creí animado de los mejores deseos, según nos manifestó y antes de saber lo que después han dicho los periódicos; que el Sr. ministro, sin consultarme, nombró a Pujada jefe polít[ic]o a quien ni siquiera conozco tampoco y, en una palabra, que solo me interesé por Joaristi y Gibert y nada más, si bien he hablado a favor de Falis, pero creo que por ser de los hombres de 1º de set[iem]bre no se me escucha como debiera y que con Surra hablamos si por Abbad, porque esa junta lo recomendaba. Nuestro afán por la cuestión del puerto, Gibert y Joaristi lo esplicarán. Por lo demás, parecen Vs. mugeres y veo que por personalidades tontas o, mejor, por ambiciones, etc. Facilm[en]te olvidan Vs. los méritos y sacrificios e interés que uno se ha tomado y tomará, a·pesar de todo, por esa prov[inci]a digna de mejor suerte.
Yo creo que no estoy en el caso de contraerlos de nuevo. El sueldo que le digo que disfrutaba es una calumnia. Yo sirvo el destino interina y gratuitam[en]te y nadie me ha dicho una palabra y si me dan la propiedad, qe. por ningún estilo pediré, meditaré lo que he de hacer, pero nunca perderé la independ[enci]a. No tengo inconven[ien]te en que esta desaliñada carta la vea Cabrera y después están Vs. en libertad de hacer lo que gusten.
De su af[ectísi]mo amigo y s[ervidor],
Pepe