A Sangüesa, 30 de diciembre de [1845]
S. V. J.
Mi muy querido y amado hermano: recibí a su debido tiempo tus apreciadas cartas, una del 7 de noviembre y la otra del 12 del presente y, con la primera, recibí las piedras que te ha_bía pedido: sólo una a llegado rota. Te doy las gracias de parte de mi Señora Superiora y me dice que si acaso quiera ya te abisarémos. No te contesté a·la primera porque me decías en ella que al llagar a Vich me m escirbirías con mi padre, lo que ya ya has berificado. Hermano mío, ya me ha ha escrito Sor Felipa des_del noviciado y me dice que está muy contenta y que la recibieron muy bien y en su misma carta me escribe la Sra. maestra de novicias y me dice que mi hermanita está gordita como yo. A_hora están unas treinta novicias.
Escribo hoy mismo al padre. Ya me había mandado escri escribir antes mi Sra. Superiora, pero no he·tenido tiempo antes por_que hahabía de hayudar a poner el Belén, pero no pienses, hermano mío, que mis ocupaciones son solamente estás. No, sino que estoy ocupada en el bayle. La noche de Navidad la pasé bailando hasta la una y media y, a las cuatro, otra vez baylaba. Aunque estoy gorda como antes, soy ligera. En ésta hace mucho frío. Ya ha nebado dos beces y es tierra de mucha nuebla por causa de un río que hay bastante grande. No puedo menos de decirte que ya he dado toda la gramática una vez y pienso darla otra porque no la entiendo bien. Sigo también aprendiendo de escribir, pero no adelanto nada. Aun estoy a número 2 y sin esperanza de pasar a tercero. Paciencia. Deseo, querido hermano que el S[eño]r te concede un feliz principio y fin de año en compañía de Pepita y de las personas que tu deseas. Deseo también que bengan los Reyes bien cargados de torrones. No puedo dejar de decirte lo que hacen en ésta los ocho días precedentes de Nabidad. A las dos de la tar[de] empiezan a tocar las campanas y se rehúnen ha la iglesia todas las moyes y mozetas y los en curas des_de·[e]l coro los echan manzanas y castañas y lo hacen hasta Nabidad y de esto llaman la ho. Boy a escribir a Pepita. A_diós, querido hermano. Manda a la última de tus hermanas que·de corazón te ama y tus M. B.
Sor Dolores Salarich, Y H. D. L. C. S. D. L. P. E.
V. J.
Mi siempre querida y amada Pepita: no puedes pensar la alegría que tubo mi corazón al recibir la carta de mi hermamano al ber letra tuya. Sí, amada Pepita, mucho me alegro al ber que ya somos hermanas. ¡Hay Pepita! ¡Cuánto me acuerdo de tu estas fiestas, pensando que las pasarás muy triste en ese rincón del mundo, porque comparado en Bar[celo]na, todo es triste!, pero, amada Pepita, puedes consolar_te con la dulce consideración de que el cielo te ha dado un esposo que no dudo te amará mucho.
Amada Pepita, baliéndome de la franqueza de hermana, quiero pedirte un fabor, que si bien es ber_dad que a·mi me interesa, no te interesa menos a ti, y es que cuydes bien a mis amados padres, pues como aunque estoy lejos, no se·berifica en mi aquel a_dajio que dice lejos de bista, lejos de corazón, pues no los quiero menos que cuando estaba en su compañía. Esto, amada Pepita, te lo digo por el amor que los tengo y con la franqueza de hermana. Recibirás esta estampita de San José como una prueba de mi·cariño. A_diós, Pepita, queda a tu disposición la última de tus hermanas, que de corazón te ama.
Sor Dolores Salarich
[P.D.]: Quando escribes a tus padres salúdalos de mi parte, lo mismo a la tía Clarita, y le darás las gracias del trabajo que se tomó por las piedras. A_diós, Pepita.