Sr. Dn. Joaquín Salarich,
Bar[celo]na, 2 octubre de 1845
Mi más querido amigo: nobedad tenemos, dirás al ver letra mía, y nobedad tenemos, responderé yo, pues ya te dige en nuestra última entrebista q[u]e no te molestaría con cartas sin objeto, pues para repetirte lo q[u]e ya sabes, de me alegraría de tu salud, puedes disponer, etc., no qui[e]ro molestarte ni molestarme. Lo mismo veo haces tú, con q[u]e estamos iguales. Al grano.
Si mal no me acuerdo, ya te dije en nuestra úl[ti]ma reunión el estado de mis amores. Yo iba quasi [todas] las noches a·su casa, dónde cantamos o hablamos. Puedes figurarte q[u]e yo escojo duos a·propósito, q[u]e procuro espresar el canto quanto me es posible y q[u]e estos mismos duos dan materia a mil aluciones y ella entiende muy bien, pero la pícara, en lugar de responder se rie de mis arrebatos, pero con una sonrisa encantadora, de satisfacción y, al cantarle yo con vez tierna:
Yo t[i] amai et amo ancora
Ti compiango e ti sospiro
Di mia vita sul’aurora
Tu sei l’angelo, il sol ch’io miro
Como il fiore del deserto
Langeo e vivo sensa amore
Piu d’un serto, epiro d’un trono
M’eh el sorriso del tuo cor.
Voz dulce y espreciva.
Qual dolcesa in quegli acenti
Più l’ascolto e piu mi piace.
En fin, cada día estoy más enamorado de ella y cada día tengo más motivos de creer q[u]e soy correspondido. No hace mucho tiempo q[u]e, viéndola triste y preguntándole la causa, me dijo q[u]e debía tomar una resolución q[u]e sus padres exigían de ella y, a·los pocos días desapareció el único rival q[u]e me hacía sombra y, a·pesar de su reserba, tengo sobrados motivos para creer fue desauciado y, si no lo tomas a mal, supondré q[u]e fue por mi.
Pero me entretengo en tonterias, descuydando el principal motivo de mi carta. Anteayer, al tiempo de despedirme, noté q[u]e una señora q[u]e vive a su casa tomó la llave para abrir la puerta (pues eran las 11, de consiguiente estaba ya cerrada) y me hizo seña de partir, cosa q[u]e estrañé, pues todas las otras noches q[u]e sucedía esto bajaba la criada o la madre y, al tiempo de salir, me entregó un papel doblado q[u]e, poco más o menos dice lo qe sigue: “Señor: mis años de esperiancia me han echo conozer q[u]e V. ama a Zusette i no lo estraño. Quién no amará este tesoro de virtud, etc. Tres o quatro han pretendido su mano, mas sus padres no quieren violentar su inclinación y ella no ha querido decidirse por ninguno, pero vendrá el caso q[u]e se habrá de decidir. V. me parece honrado, virtuoso y de talento, ¿porq[u]e no se dirige, pues, a sus padres si ama a la hija?, pues esta no amará a Vs. ni a nadie sin q[u]e su madre le diga: ‘puedes amar a éste o aquel, éste es digno de ti y nos conviene’. Si Vs. no tiene egoismo, comprenderá quan penoso es para una joven q[u]e tiene delicadeza no desponder a un joven para quien ella tiene estimación. V. no tiene posición segura y esto es un obstáculo. Si V. tuviera certidumbre de lograr una colocación fija, podría V. esperar ser su esposo. Si yo escrivo a V. es porq[u]e io amo como a mi hija y leo en su corazón (de ella) y quiero quitarle de angustias q[u]e yo adivino. Secreto para todos, pues escrivo sin conocimiento de nadie, etc.”.
Puedes figurarte cómo no quedaría yo. Tomé la pluma y contesté q[u]e no se había engañado al suponer q[u]e io amaba a Zusette, pero·q[u]e io nunca me había dirijido a sus padres, suguro [sic] como estaba de una negativa, pues mi posición no era fija y mis salarios pocos para tener a ella qual le corresponde y está acostumbrada con sus padres; q[u]e tampoco me dirigiría nunca a ellos sin estar seguro antes de poseer su corazón, pero q[u]e una vez me suponía q[u]e esta me amaría si yo lograba el concentimiento de sus padres, solo un medio había y era el de esperar dos años a·lo·menos para·q[u]e io durante este tiempo pudiera con mis ahorros formar un capital más o menos grande, pero capaz de ponerme al abrigo de la indigencia, caso de una enfermedad o carencia de trabajo, pero q[u]e este medio no podía yo proponérselo ni a ella ni a sus padres por su poca consistencia; q[u]e se hiciera cargo de mi posición y me aconsejara lo q[u]e podía io hacer, pues q[u]e yo prefería sacrificarme antes de q[u]e pudiera echárseme en cara el haberla sacrificado o hecha infeliz.
Mas ayer, al tiempo de entregarle la respuesta, la hallé sola, pues los demás estaban a un bayle del cónsul y me dijo haberme escrito porq[u]e había dos otros q[u]e su madre había reparado ya mucho tiempo había mi inclinación a ella y q[u]e su frecuencia de mis bisitas la habían alarmado en gran manera, pero q[u]e no me había despedido hasta ahora porq[u]e había visto mi circunspección y porq[u]e le agradaba mucho mi carácter, pero q[u]e había tenido el caso de q[u]e se había de romper el hilo, pues temía ya por su hija, a·pesar de la seguridad de su obediencia; q[u]e me preferiría a los demás pretendientes, a·pesar de ser el menos rico, por·mi aplicación al trabajo y bondad de carácter, pero·q[u]e la poca estabilidad de mi posición y el no esplicarme eran un obstáculo. Esta conbersación había sido entre la madre y la Sra., sin ánimo de q[u]e yo la supiera, q[u]e por otra parte ella poseía la confianza de la hija, q[u]e hablando de mi, a·pesar de su reserba, había dicho q[u]e conocía mi pación por ella, q[u]e apreciaba mi carácter, q[u]e estaba persuadida q[u]e io la haría feliz, q[u]e me apreciaba, pero no me amaba ni entregaría su corazón a mi ni a nadie sin conozer o saber antes q[u]e su madre aprobaría su elección.
Pero una vez obtenido ésta (dijo la Sra.) no dudaba q[u]e me amaría, pues el embarazo en q[u]e la ponían mis insinuaciones y las espresiones de afecto q[u]e me daba (a pesar de·la prohibición q[u]e ella misma se había impuesto de no amar a nadie sin el permiso de sus padres) no le hacían dudar de ello, q[u]e podía estar seguro de q[u]e nadie había logrado tanto de ella, pues varios habían pretendido entregarle cartas, ya por criadas ya tirándoselas al balcón, pero q[u]e de nadie las había recibido, pues su estremada delicadeza y su talento le daban fuerzas para ello y q[u]e no creía q[u]e un hombre la amase porq[u]e se lo decía pues ni ella amaba a un hombre solo porq[u]e le agradaba (sobre eso no tengo duda). En fin, nuestra conbersación fue larga y, por ella, conozí q[u]e había yo logrado ganar el afecto de la madre sin habérmelo yo proyectado ni presumido, pues estaba yo conbencido de·lo contrario. Del padre cuasi no se habló, en quanto a·la madre conozí me prefería a·los demás (yo ya conozco uno y presumo de otros dos). La hija, ya sabes mi opinión acerca de ella, atendido su carácter, q[u]e tengo muy estudiado, cuasi me atrebo a suponer algo más. En fin, por último, quedamos en q[u]e ella leería mi respuesta a la madre, cosa q[u]e me hizo creer obraban de común acuerdo, a·pesar q[u]e ella me prometió q[u]e no y, en quanto a la hija, no deciste nada, a·pesar de q[u]e io le dije renunciar a ella si solo debía su mano al mandato de su madre y conozí q[u]e Zuset no sabía nada al dirigirle io ciertas espreciones, q[u]e si bien indirectamente, pero en caso de estar ella a·la conspiración se lo habría bien conocido.
Ya me tienes en un compromiso, q[u]e no sé cómo saldré de él, pues si su madre combiene con mis proposiciones, no me escapo; por otra parte io deceo y no deceo, es decir, la amo, pues ayer me combencí más de ello al berla bestida de vaile ¡Q[u]e hermosa estaba! Por otra parte, después de tanto tiempo de frequentar su casa y dirigirle mis obsequios solo podrá buscar pretestos frívolos q[u]e mi onor rechaza. Por otra parte, mis ganas de ser sacerdote se han disminuido, casi extinguido y, viviendo con sus padres (pues no creo permitieran q[u]e se separase de ellos) y con mis salarios y lo q[u]e yo haría producir a mi capital, puesto en pianos de alqu[i]ler, no creo lo pasara tan mal. Y si no quiero o no deseo es solo por·lo·q[u]e dirán mi madre y tantos q[u]e creen seré sacerdote, mayormente siendo una francesa, de familia desconocida y q[u]e ninguno de ellos sabría conozer y apreciar su carácter, q[u]e por otra parte es el mejor q[u]e he conocida, pues tu solo por·lo·q[u]e te he podido esplicar puedes conozerle de lejos y tú solo puedes darme un consejo y espero no me negarás este favor, pues estoy ahora solo, enteramente solo, sin un amigo q[u]e pueda dirijirme y yo dirijirme a él. Escríbeme pronto y yo lo haré de quanto ocurra de nuevo. Entre tanto, secreto para todo el mundo. No te hablo de tus asuntos, q[u]e se están a punto de terminar, por estar demasiado preocupado con los míos. Dos noches ban q[u]e apenas duermo y hasta saber la resolución de su madre no estaré tranquilo, pero ella desidirá de mi suerte. Si me dice de esperar dos años los destinaré a ganar su corazón y, si lo logro, no dudo seré feliz, pues ella q[u]e a su edad no ha dicho a nedie te amo (cosa q[u]e creo muy bien) el día q[u]e lo diga será con todo el corazón, pues su carácter tan dulce y apasionado y sencible necesita esplayarse, sus ojos lo dicen vien, q[u]e al dirijirlos a vezes a·mi no los aparta como antes de·los míos, antes al contrario, sostiene mis miradas de fuego y parezen decir necesito amor ¿Por qé. no puedo decírselo? Adiós amigo, dispensa mis pesadez e incoherencia, pues no estoy tranquilo.
Tuyo, s[ervidor] y amigo,
Bernardo Calvó Puig
P.D.: Escríveme a·la Puerta far calle de la Ciudad nº 3, piso principal.