Ripoll, 20 8bre. de 1834
Muy s[eñ]or mío y dueño: estoy en esa de Ripoll y no por otra cosa sinó para presenciar la muerte de su hermana, de modo q[u]e llegué a las seis de la noche y a las doce de la misma noche murió. Nada le diré del sentimiento q[u]e experimenté al llegar, solamente porq[u]e estaba q[u]e no podía hablar y u[sted] sabe lo mucho q[u]e por ella me interesaba y no dejaba de ver q[u]e perdía en cada momento. Ella murió con todos los sagramentos y conocimientos y no le faltó nada y, así, ya es otra satisfacción y debemos conformarnos con la divina providencia, aunq[u]e es muy sensible.
Luisita se ha comportado de un modo q[u]e no podía hacerlo mejor y es tanto lo q[u]e ha hecho y el sentimiento q[u]e le ha causado la muerte de su cara hermana, q[u]e la tengo en cama dos días hace, efecto sin duda de un resfriado y del mucho sentimiento q[u]e le ha causado la muerte de su hermana, aunq[u]e mañana regresaremos en Berga, porq[u]e ni ella ni María ni yo podemos estar en esa de Ripoll por los tristes recuerdos.
Es menester conformarnos. Dios la quiere. No le digo a u[sted] q[u]e la tenga presente en sus devotas oraciones, porq[u]e no dudo la tendrá presente siendo hermana suya.
Desumvila
Reciví la tuya del 16 del presente y lo siento mucho con, pero veo, a D[io]s gracias q[u]e está ya fuera de peligro.
Los gastos han sido muchos y, así, estimaré me remites el dinero para pagar las deudas,
Luisa