Herm[an]o: [el] día doze del corriente salió toda la comitiva de casa a·las 6 de la mañana de este santuario p[ar]a Corominas. Todos buenos y alegres, a D[io]s gra[cia]s. El día antes salieron las señoras Salas, igualm[en]te buenas, y la Tereseta, muy mejorada, como la habrás vista ya q[uan]do llegue ésta. Si havéis de tentar el punto no dejéis de hazerlo con tiempo y, mientras d[o]n Narciso, su padre, vive, a·mi el partido me agrada de todas maneras y desearía hos compusieseis y q[u]e tubiesse efecto. El arzidiano lleva el recibo de mis pensiones, de q[u]e me doy por pagado hasta la Pasqua pasada. La cuñada todavía suspira por su Corominas y le parece no avéis de aguantar en ciudad. No ay q[u]e ermanarlo porq[u]e no perciben las cosas y, en fino, son mujeres. Q[uan]do comienze a·ver q[u]e van entrando los tercios de los arrendamientos y q[u]e el cabo del año sobren algunas lientas libras, viviendo con orden, podrá ser se le quite el miedo. Me tocó el punto de las seiscientas libras de la causa pía q[u]e me quedaron reservadas en mi testamento. Yo le dije la verdad con toda reali[da]d, q[u]e si yo moría, el monas[teri]o las pediría como mi legítimo hered[er]o. Yo quisiera morir sin dejaros cargo alg[un]o y p[ar]a esto tengo pensado el proponerte q[u]e, si te parece y no hos es de notable gravamen, podrías hazer de pagarme en quatro años consequtivos cien libras cada año y, q[uan]do me pagaseis las ciento primeras, te haría recibo de trescientas y, con esto, la partida me serviría a·mi en mi vida y tu, o tu casa, utilizaríais dos_dicentas libras. Yo no tengo ni pienso otro arbitrio p[ar]a dejaros sin enredos en mi muerte. Mira lo q[u]e te parece y háblame sin reparo, pero es preciso tener esto en mucho secreto porq[u]e yo no quiero q[u]e esto se pueda traslucir en este monas[teri]o, en donde parecería muy mal que yo hiziese esso. Tu sabes q[uan]to yo miro las cosas de casa y, por tanto, tiro a v[uest]ra mejor conveni[enci]a. No pienses en venir acá porq[u]e no estás p[ar]a ello y no quiero en manera alg[un]a q[u]e te pongas en peligro p[ar]a verme, porq[u]e sería un disparate. Gubierna las cosas de casa q[u]e es lo que importa. A las señoras Salas mis affectos y bien llegada a su casa, q[u]e me aleg[ra]ré aya hido con felizidad. Manda, y a D[io]s q[u]e te g[uar]de q[uan]to deseo. Mons[erra]te y setiemb[r]e, 17 de 1764.
Tu herm[an]o de corazón,
Fr[ay] Antonio de Burgués.
[P.D.]: La inclusa p[ar]a la Narciseta va sin zerrar p[ar]a q[u]e la leas y, si te parece, la zerrarás y se·la darás y, si·no haz de ella lo q[u]e te pareciese. Va un poco ayrosa a·fin de ver si se les puede apartar de la comunica[ci]ón de los padres de la Compañía y, si esto no se logra, essas muchachas pararán en simples o locas y, si·no el tiempo dirá. Yo se lo dije acá a su madre y es mucho lo que andando el mundo tengo exprimentado en essa materia. Estos y otros gravíssimos absurdos provienen en S[an] Daniel, a·mi parecer, de las salidas de las criadas del monas[teri]o y de tanta franqueza de reja.
Herm[an]o d[o]n Narciso.