Mi querido Pepe: después de un viaje, en verdad, lejos, y de una fuerte tempestat. Cuando estuvimos en la montaña empezó un pedrisco algo serio, pero gracias al Señor, pudimos llegar feliz_mente a Sta. Afrie, en dónde encontramos a Carlos con el coche que nos esperaba. Desde allí a la Pure, en dónde cenamos y nos acostamos, feliz_mente bien.
Esta mañana, después de haber pasado muy buena noche, nos emos levantado con el ánimo de tomar la magnífica leche de·[e]stas montañas, que en verdad es riquísima, y todos juntos nos hacíamos más que hablar de ti y los niños, pues que no dudo irá muy bien a Luis y a ti te gustaría mucho este magnífico pais, pues es muy fértil por la abundancia de aguas, que se desprenden de las vertientes de las montañas. Es delicioso, ofrece muy buenos panoramas y, sobre·todo el aire tan puro y fresco.
Carlos, que a·empesado hacerme ver la fábrica, degó empezado porque hay mucha...