Villafranca, 28 julio de 1825.
Mi estimado hermano: remito el azeyte, no ha·sido más prompto porque la botita, de tan seca, se había hechado a·perder, y se ha tenido que ponérsele estos días en agua, por lo que no vuelva a suceder, la volverás a remitir. Pensaba poderte emviar por este viaje el dinero del vino de las Guñolas, pero no ha·vuelto Juan, haún puede ser que lo entregue allí. Yo, si tubiera, lo habría emviado luego, pero parece que nada hay que recoger, sino que venda el grano de la cosecha, el que hoy día no tiene valor alguno. Ya tengo encargado de las sexas, pero te digo que van más caras que ninguno otro grano, tanto o más que el trigo bueno. En casa tendré unos 3 cortanes o 2. Pienso mañana o pasado hir a Puigdalba y en seguida a las Guñolas y venirme. Las cosecha de las Guñolas es más corta que el año pasado. Aquí es igua,l solo que el grano todo es cevada y, por lo tanto, no tendrá tanto valor. Veré lo de Masana. Sobre la Amadó, ya he hablado, me dijo que quería la escriptura para de la venda y creación de censal y me dijo que nuestra s[eñor]a madre podría enviarme procura para dicho efecto. También me habló que quería algo de las botas con algunas amenazas, pero yo dije que lo escriviría, que yo no tenía ni orden ni dinero. Sin esto nada se puede arreglar me dirás si pagáis los portes de la botita.
Me alegro quanto me dises de nuestra s[eñor]a madre, Dios quiera que continue, de lo demás me alegro. Espreciones a todos y tú dispón de tu hermano,
Miguel
Si queréis algo decitlo prompto, porq[u]e pienso venirme a la semana que entra.