Perelada, 8 agosto de 1814.
Mi muy venerado y estimado padre de mi corazón: por carta de mi estimado hermano Ramón María de 29 del mez p[róximo] p[asado], he sabido con particular satisfacción que tanto vsted como todos los demás de esa, mi casa, y parientes disfrutan de perfecta salud, la qual ruego a Dios se la conserve los muchos y dilatados años que les deseo. Yo estoy bueno también, gracias a Dios, pero el calor excesivo que ha echo y hace en esta tierra me ha quitado las ganas de comer, de modo que no tengo más que sed todo el día y, como en ese infeliz pueblo no ay nieve para rofrescar el agua ni, en una palabra, no ay ninguna comodidad, estoy incomodado en este destino, del qual quiera Dios que nos saquen pronto.
El estar mi regim[ien]to en la división de observación de la frontera de Francia y el no estar declarada o publicada la paz, me priva del consuelo mayor que tendría en este mundo: el día de Nuestra Patrona de la Asumpsión, pues hace seis años que en ese día memorable no he podido estar en su muy amable compañía, mas, como ha de ser las cosas del día y mi suerte lo han·querido así, paciencia.
Dios Nuestro Señor les conceda la gracia que le pido de que logren y disfruten todos vstedes el día de Nuestra Patrona, un día tan feliz y plausible como yo les deseo .
No puedo ser más largo porque tengo que hir al exercicio de caballo que ay esta tarde. Dará v[uestra] m[erced] mil expreciones de mi parte a todos los parientes y, a mis hermanos, un abrazo. A Ramón María le dira v[uestra] m[erced] que el otro correo le escribiré. Dios g[uar]de a v[uestra] m[erced] los m[ucho]s a[ños] que le desea este, su muy humilde y obediente hijo, que tanto le ama de corazón y ver desea.
Gaspar María de Jover