Bar[celo]na, 21 marzo del 1817.
D[o]n Ramón María de Jover.
Estimado primo y amigo mío: habiendo de casualidad encontrado al amigo Carlos, le pregunté, cómo acostumbro, si sabía algo de·mis amados patricios, que contextó que días pasados había tenido una carta tuya que te·servías darme muchas expreciones, de·lo que, quedando yo muy agradecido y a fin de·no entorpecer tu apreciada y correspondida amistad, voy a renovarte mi constante afecto que siempre te·he tenido, tanto por los fuertes vínculos del parentesco, como por las apreciables circunstancias que plausiblem[en]te te he exprimentado [sic].
Me persuadido, según me dixo Ramón, que habréis terminado ya las sucitadas disputas y que quedará eternam[en]te restablecida la tranquilidad q[u]e, como a mi mayor delicia, os deceaba. Si el componer este asunto hubiese sido a mi arbitrio, ni un solo momento habríais estado con la indiferencia q[u]e hasta ahora se ha mirado. Si quieres complacerme y q[u]e quede más obligado a tus servicios, no descuidas [sic] de noticiarme lo referido, pues que, sin·embargo de·haberlo pedido a Ramón, aún no·lo he alcanzado.
Celebraré que tus apreciables esposa e hija prosigan sin novedad y que puedas sacar de·las mismas el·fruto que deceas. Estoy enterado ya de·lo muy hermosa que esta se hace y·de las muchas discreciones que tiene por su tierna edad, de lo que te doy el parabién y te lo repito también por tu abilidad, como anteriormente te lo manifesté, dándote mil·vezos [sic] y otros tantos abrazos de mi parte.
Te servirás ponerme a los pies de·tu·querida esposa y prima mía y, saludándola muy cordialmente, junto con mi s[eño]ra tía y demás primitos, queda a tu disposición el invariable afecto de tu apasionado amigo y servidor,
Pablo Vila