Bar[celo]na a 27 de abril de 1819.
A d[o]n Ramón M[arí]a de Jover.
Mi estimado erm[an]o y amigo: las circ[unstancia]s q[u]e acompañan el fallec[imien]to de tu erm[an]a y sobrina mía son iguales a las q[u]e siempre suceden en la muerte del justo y q[u]e, p[o]r lo mismo, deben llenarte de satisfacción y verdadero gozo. Yo concebí grandes esperanzas quando, los pocos días q[u]e estube en esa, le observé mucha modestia y circunspección y le tenía mucha afición. Esto ha hecho q[u]e he sentido mucho su muerte, aunq[u]e, p[o]r los mismos motibos me tranquilize, supuesto q[u]e vivo fírmem[en]te persuadido q[u]e, p[ar]a la misericordia de Dios, goza ya un eterno y delicioso descanso en la morada de los q[u]e mueren en Dios.
Haré el encargo y puedes mandar p[o]r él a la casa de Ignacia y después la arreglaremos todos. Amigo, a pesar de haber hecho esfuerzos extraord[inario]s p[ar]a la defensa de mi causa contra franqueza, a pesar de estar a mi fabor el d[e]r[ech]o enteram[en]te, la he perdido, habiendo precedido discordia. Esto ha sido al mismo tiempo q[u]e la Asumpta moría y ve aquí dos sentim[iento]s de golpe. Sea Dios bendito. Saludo a todos con af[ec]to y procurad a tranquilizaros, q[u]e es lo pr[incip]al.
No sé aún q[u]é curso ha tenido mi recurso al intend[en]te comprehencivo de todas las instrucciones y demandas de tu anterior y de la de Cases. No dudo de su buen éxito, pues el intend[en]te lo recivió bien y me atendió muy particularm[en]te. Tú maneja la cosa aquí, que yo en esta no dormiré, como viste el año pasado. Vive y manda a tu af[ec]to erm[an]o,
Viala