Tárrega, 21 de mayo de 1820.
Amado esposo mío: he recibido tu apresiada carta con grande alegría, pensando tener el contento de saber que el martes ya saldríamos a·resebirte, pero, al leier la tuia, me a·benido una tristesa, la que no te puedo es_plicar, solamente el consuelo que tengo es de saber que estás sin nobedad, grasias a Dios. En quanto lo que me·dises de bender el trigo, no abemos perdido dilixencia en salir a·los mercados, pero, como se a·puesto mui barato, no abemos bendido nada, pero, si podemos bender a·un presio cor[r]iente, lo aremos, si no te parese mal.
La Ygnasia está mui ympasienta de ber que no·bienes. Oy es a casa madre a comer. No estrañes que no·seia más larga en escribirte, pues no me enqüentro del todo buena. Oy e·tenido una basca en la yglesia que e·tenido que salir a·tomar arguna cosa para ver si me pasaría. Auora ya me en_qüentro un poco mejor, grasias a Dios.
La Francisqueta dise que compres los pañuelos: el uno de seda berde y el otro marino de moda si se en_quetre y, si no puedes comprar el berde, puedes yr con la Pepa, la que tiene buen gusto. Saludamos a·todos y manda y dispón de tu esposa que no deseia sino tu llegada.
Luisa de Jover
PD: Me disen que tardarás aún en benir, pues si me amas, no lo arás. Adiós.