Tárrega, 4 juny de 1820.
Querido esposo mío: e·resebido la tuya, la qual me alegro ynfinito de que te·dibiertes por·esos caminos tan dibirtidos [sic] como dises. Yo procuro también a·debertirme sig[u]iendo las capillas que no serán pocas. A·la calle de Serbera an echo gigantes y todos se es_meran en aser muchas cosas. El otro cor[r]eo te escribí en Palamós, la que no abrás resebido, y·te ablaba de los granos, que se an puesto tan barato que no abemos bendido nada, lo que creio ya te·lo abrá dicho Castellana. El parsero de la Tor[r]a, no lo e·bisto, pero, condo [sic] lo beré, le diré lo que me en_cargas. La niña, buena, aun_que está un poco flaca. Se dibierte mucho esos días con las capillas, pero, con·todo eso, nunca se oblida de tú. Ayer nos dijo que ella más quería estar en Barcelona que no en Tár[r]ega i·nosotras le respondimos: «sino conoses a·nadie en Barcelona» y ella dijo: «a padre conosco». E·bisto Castellana y me a·dicho que le abías ablado mucho de la noia y que de mí le abías dicho que tomase pasiencia. Todos te de_buelben las espresiones y no deseamos sino tu llegada. Manda y dispón de tu fiel esposa, que te quiere de todo corazón,
Luisa de Jover